Gayoso lanzó, con tono de reproche, que a Caixanova no llegó el informe que la Xunta presentó como "una auditoría" a veces, otras como "una due diligence", y que encargó a KPMG -835.000 euros más IVA, alrededor del millón- para forzar la fusión. Uno de sus coautores, el consultor Francesc Gilbert también estuvo ayer en la comisión del Congreso y repitió lo mismo que dijo en el Parlamento gallego. "Un estudio de una fusión es algo complejo, se necesitan de cuatro a seis meses -explicó-. Nosotros tuvimos un mes y estaba prevista una segunda fase que al final hicieron otros". De ahí que realmente el documento se bautizara como "diagnóstico acelerado" sobre la viabilidad de una fusión.

Gibert reconoció que el análisis de KPMG apostaba por una absorción de Caixa Galicia por parte de Caixanova. No era una cuestión de "reparto de poder". Pero sí una ventaja contable. El lastre de Caixa Galicia se valoraría a precios de mercado y, por lo tanto, "dejaría una entidad más saneada y una cuenta de resultados con menos cargas, más sostenible".

El consultor negó presiones por parte del Gobierno gallego. "Partimos de un folio en blanco", defendió. Pero no pudo aclarar cómo se encargó el informe, salvo que recibieron "una llamada de la entonces conselleira de Facenda". Sobre los 300 millones previstos en una emisión de preferentes para devolver las ayudas del FROB y que ellos estimaron hasta 1.500 millones -frente a los 1.182 dados-, Gibert aseguró que era para inversores cualificados.