La creciente fractura entre las dos hijas del anterior dirigente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, y el sobrino y sucesor de éste en la Presidencia, Dimas Gimeno, y las cuatro demandas judiciales que han planteado desde octubre los hermanos de Isidoro Álvarez (César y María Antonia, tío y madre de Gimeno) contra sus sobrinas (Marta y Cristina Álvarez Guil), han desencadenado un enconado enfrentamiento en el seno de aquella de las ramas de la familia fundadora de El Corte InglésEl Corte Inglés que se había hecho desde 1989 con la hegemonía dinástica en el negocio, la mayor organización europea de grandes almacenes y cuarta del planeta, con 91.690 empleados directos. La Presidencia de Gimeno, quien apenas lleva tres años y medio en el cargo, está en cuestión. Sus primas están sumando apoyos en el consejo para forzar su relevo tras haberlo desposeído en octubre de todos sus poderes ejecutivos.

Este nuevo desgarro en el clan que fundó El Corte Inglés se suma al abrupto y traumático cisma que se vivió hace dos años, cuando los Areces Galán (entonces terceros mayores accionistas y dueños del 9% de la compañía) fueron expulsados del consejo de administración en 2015, en un hecho sin precedentes en los más de 82 años del negocio y en los casi 77 ejercicios como sociedad mercantil.

Las vicisitudes que vive el grupo, que afectan a la propiedad y a la estructura de mando, y que pueden cuestionar -como, de hecho, ya ocurre- a la Presidencia, se producen cuando la compañía afronta desafíos sin precedentes: el reto del comercio digital, la todavía insuficiente recuperación de las ventas y los resultados tras los durísimos efectos de la crisis económica pasada, la revisión y actualización de su modelo de negocio y un endeudamiento (tras la Presidencia de Isidoro Álvarez) nunca visto en una compañía que bajo el mandato de su fundador y primer propietario (César Rodríguez) y durante la etapa de su sucesor (Ramón Areces) había hecho de la autofinanciación un rasgo distintivo y doctrinal de su estrategia empresarial.

El conflicto que vive El Corte Inglés emana de la herencia del tercer presidente, Isidoro Álvarez, quien instituyó a su sobrino, Dimas Gimeno Álvarez, hijo de su hermana María Antonia, como sucesor en la Presidencia del grupo pero sin dotarlo del respaldo accionarial del que sí gozaron los tres dirigentes anteriores de la organización. Sin este blindaje, y con una mayor juventud y más corto recorrido en la casa que sus antecesores, la Presidencia de Gimeno nació débil en septiembre de 2014.

Isidoro Álvarez había transferido en vida sus acciones (el 22,18% de El Corte Inglés) a la sociedad de cartera IASA, de la que otorgó en herencia más de dos tercios (69%) a sus hijas adoptivas (Marta y Cristina Álvarez Guil) y el 31% restante lo repartió entre sus hermanos y sobrinos.

Las hermanas Álvarez Guil, como hegemónicas que son en IASA, asumen de facto los derechos de voto de esta sociedad (segundo accionista de El Corte Inglés) en los grandes almacenes. En todo caso, su 69% en IASA representa el 15% indirecto en El Corte Inglés, con lo que ambas suman el mayor porcentaje de propiedad en manos de personas físicas. De lograr el apoyo de la Fundación Ramón Areces (accionista principal, con el 37,39%), se harían con el control del 52,39% y la mayoría absoluta en la junta de accionistas. A través de IASA, Gimeno sólo tiene de forma indirecta en torno al 3% de El Corte Inglés.

Desde la creación de la Fundación Ramón Areces en 1976, Gimeno es el primer presidente de los grandes almacenes que no controla la Presidencia de esta institución. La batalla por el control de la fundación fue crucial. De hecho, mientras el nombramiento de Gimeno como presidente de la empresa se produjo a las 48 horas de la muerte de Isidoro Álvarez, la sustitución de éste al frente de la entidad fundacional se demoró más de seis meses. Al final se resolvió con un pacto entre las hijas de Isidoro y los directivos más veteranos (la vieja guardia) liderados por Florencio Lasaga. Gimeno acató la decisión. El acuerdo supuso que el octogenario Lasaga asumiera la Presidencia de la Fundación, que las dos hijas de Isidoro se incorporaran al patronato de la institución y al consejo de administración de la empresa, y que en la fundación se creara una vicepresidencia para Cristina Álvarez, la menor de las hijas de Isidoro, lo que la convierte en eventual sucesora al frente de la entidad que controla más del 37% del grupo empresarial.

Desde entonces, y en el ejercicio de su posición relevante en la propiedad, las dos hermanas impulsaron desde el patronato y desde el consejo una operación para restar poder a su primo. La relación, que ya era distante, siguió deteriorándose por más que el llamado clan navarro (los octogenarios Lasaga y Carlos Martínez Echavarría, miembros del consejo y del patronato) han intentado atemperar la situación.

El pulso entre las dos hermanas y su primo alcanzó el punto de no retorno cuando Cristina y Marta, invocando los códigos de buen gobierno corporativo, lograron el respaldo unánime del consejo para suprimir en octubre los poderes ejecutivos del presidente por vez primera en la historia del grupo y el nombramiento (también sin precedentes) de dos consejeros delegados: los directivos Víctor del Pozo, exdirector de Compras y nuevo ejecutivo al frente del negocio, y Jesús Nuño de la Rosa, ex director general de Viajes El Corte Inglés y ahora responsable corporativo. Ambos tienen afinidad con las hijas de Isidoro y al menos el segundo siempre tuvo el respaldo de la vieja guardia, pero de ambos es el primero el que ha asumido la dirección suprema del negocio y reporta directamente a las dos hermanas. Con los nombramientos de Del Pozo y Nuño (y antes con su incorporación a la fundación), Cristina y Marta sumaron dos apoyos adicionales en el consejo y en el patronato.

A partir de entonces se produjo un aislamiento progresivo de Gimeno. En este contexto César y María Antonia Álvarez Álvarez, hermanos de Isidoro Álvarez y tío y madre de Gimeno, platearon sendas denuncias judiciales contra sus sobrinas por supuesta merma de capital en IASA por un importe de 140 millones de euros antes de que, en ejecución del testamento del anterior presidente, se hubiesen incorporado a la sociedad de cartera los hermanos y sobrinos de Isidoro, lo que habría beneficiado a sus hijas en detrimento del resto de herederos. Además, la madre de Gimeno ha presentado otras dos acciones judiciales contra sus sobrinas, los albaceas de su hermano y un notario por supuesta modificación in extremis -y mediante un documento no hológrafo- del testamento de Isidoro Álvarez para reducir de diez a cinco millones la donación que el expresidente hizo a su hermana. Ésta acaba de tramitar otra denuncia más contra sus sobrinas en los juzgados por supuesta administración desleal en IASA. Las hermanas Álvarez Guil sostienen su correcto proceder en los tres casos denunciados.

En medio de esta gravísima escalada en las tensiones familiares en el seno de los Álvarez, las hijas de Isidoro han acelerado los contactos para lograr el respaldo del consejo y destituir a su primo. No lo tienen difícil. En el patronato de la fundación siete de los doce miembros son directivos o exdirectivos del grupo y en el consejo lo son cuatro de diez. Si éstos se alinean (como parece que va a ser) con las que son percibidas como dueñas, las hermanas Álvarez Guil (y sin perjuicio de que capten otros apoyos) tendrían mayoría absoluta.