En tiempos de notorias discrepancias políticas, el consenso del que ha hecho gala el Círculo de Empresarios de Galicia en los últimos meses destacaba ayer todavía más. Sobre todo por el invitado de honor a la apertura de su asamblea general en Vigo, Mariano Rajoy, centro de las miradas por el enésimo órdago lanzado por el independentismo catalán respecto a la configuración del nuevo Govern. Porque su discurso, en el que no ahorró en piropos a la gestión económica de la Xunta o de los ayuntamientos, estuvo sembrado de recados y críticas: a Quim Torra, al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero e incluso -y a la manera en que lo hace Rajoy- al propio Donald Trump. Aunque pidió "el acuerdo con las otras fuerzas políticas" para acometer la que, dijo, es "la principal reforma en la que tenemos que trabajar, la del sistema de pensiones".

El máximo mandatario español emplazó a afrontar esta tarea pese a haber aparcado la columna vertebral de la reforma de 2013 (el factor de sostenibilidad, que vincula las prestaciones a la esperanza de vida) para lograr el apoyo del PNV a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). "Tenemos un sistema de pensiones magnífico, pero debemos trabajar para garantizar su futuro", valoró.

Cuatro de cada diez euros del presupuesto de gastos del Estado se destinan ya a pagar a los pensionistas. Ni la reforma de 2011 (que alargó a los 67 años la edad de jubilación) ni la de 2013 (aprobada con la mayoría absoluta de los populares) cosecharon el consenso. "Con medidas necesarias -recordó tras aludir, sin citarlo, a su predecesor en Moncloa- supimos dar la vuelta a la situación. No esquivamos decisiones que no fueron fáciles, cómodas, entendidas y agradables". Porque, agregó, "la crisis no fue fruto del azar, sino resultado de políticas económicas equivocadas".

Aunque para los expertos la previsión de crecer un 2,7% este año es factible -"las perspectivas son favorables"-, Mariano Rajoy aludió a tres factores de riesgo principales que pueden dar al traste con los objetivos. Dos de ellos son externos: la subida del petróleo "por lo acontecido en Irán" y las "tensiones comerciales".

Trump ha suspendido temporalmente los aranceles que había anunciado contra China, pero con el inquilino de la Casa Blanca la amenaza es palmaria. "El comercio reporta crecimiento y bienestar, y la libertad nos hace mejores y más prósperos". En cuanto a los riesgos dentro de España, reservó casi toda la munición para la crisis catalana. "Lo que ocurre en Cataluña no nos ayuda", indicó.

Pese a todo, el presidente del Gobierno español afirmó que las perspectivas de la economía española son "favorables", aunque no están exentas de riesgos, como el alza del petróleo, sobre lo que dijo que podría tener un efecto "directo" en la economía y que si no se hacen "las cosas bien", puede afectar a la competitividad de las empresas españolas.

Rajoy destacó que los primeros indicadores de 2018 avalan las previsiones del Gobierno, ya que el Producto Interior Bruto (PIB) avanzó un 0,7% en el primer trimestre, el doble que la zona euro, y el empleo aumentó un 2,4%. Añadió que las previsiones apuntan a un crecimiento del 2,7% este año y próximo al 2,5% para los dos ejercicios siguientes, si bien el Gobierno central va a trabajar para "intentar superar esas previsiones", aunque con que se cumplan las actuales se encadenarán ocho años consecutivos de crecimiento y se conseguirá alcanzar el objetivo de 20 millones de ocupados en 2020, lo que situaría la tasa de paro en el 10,7%.