El presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, aguantó ayer el primer envite frontal de sus primas Marta y Cristina Álvarez Guil. Las hijas del anterior presidente, Isidoro Álvarez, principales accionistas individuales de la compañía y segundo grupo inversor más relevante tras la Fundación Ramón Areces, no lograron suficiente respaldo en el consejo de administración para forzar el relevo del presidente de los grandes almacenes, aunque el hecho es poco relevante porque el debate ha sido pospuesto a junio.

El enfrentamiento dinástico sigue en carne viva y a tumba abierta y la batalla final se dirimirá en la sesión extraordinaria del consejo que se celebrará en la próxima quincena y cuya convocatoria con carácter monográfico fue demandada el 4 de mayo por el sector contrario a Gimeno para forzar su destitución. Mientras el entorno de Dimas difundió que ayer sí se produjo la petición de su relevo y que no prosperó (así lo confirmó Gimeno a Europa Press), en el bastión contrario se dijo que no llegó a plantearse a la espera de hacerlo el mes próximo. En todo caso, que ayer fracasara el intento tiene escasa trascendencia porque no prejuzga los apoyos que sean capaces de aglutinar los opositores: en principio parece tener comprometido ya el respaldo de siete de los diez consejeros: todos menos Gimeno, el jeque qatarí Hamad Bin Jasim Bin Jaber Al Thani (que en junio se convertirá en el tercer accionista) y Manuel Pizarro, único vocal independiente. Estos dos últimos aún no han definido su posición al respecto.

Según la versión afín a Gimeno, la destitución del presidente no fue secundada ayer por cinco de los diez consejeros: Gimeno, el representante de Al Thani, Pizarro y sorprendentemente los dos miembros más veteranos del consejo: los directivos octogenarios Florencio Lasaga Munárriz y su afín Carlos Anselmo Martínez Echavarría, que lideran la llamada "vieja guardia", que agrupa a ejecutivos con largo recorrido y gran predicamento y peso en la organización.

Sin embargo, Lasaga y Echavarría son dos de los cuatro consejeros que, con apoyo de las hermanas Álvarez, solicitaron a Gimeno en mayo que convocase un consejo extraordinario para votar su relevo. El supuesto rechazo al cese de Gimeno puede obedecer más, por lo tanto, a un criterio formal y de procedimiento (el consejo se había convocado para aprobar las cuentas de 2017) que al fondo de la cuestión.

Los otros cinco miembros del consejo parece que sí se habrían alineado contra Gimeno: se trata de sus dos primas, de los dos consejeros delegados que ambas le impusieron a Dimas en octubre con el respaldo de la "vieja guardia" (Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa, ambos formados en la casa) y Paloma García Peña, representante de una de las ramas de la familia fundadora y quien por vez primera se habría decantado con claridad en el pulso existente entre los primos.

Gimeno, con el apoyo de sus hermanos, su madre y su tío César Álvarez, está dispuesto a batallar hasta el final y ayer contraatacó con cuatro propuestas: analizar la salida a Bolsa del grupo (un gesto para, entre otros fines, intentar ganarse a accionistas del grupo), incorporar más independientes al consejo (lo que indicaría la puerta de salida este año de Lasaga y Echavarría por fin de mandato), un plan estratégico para la empresa y profundizar en la investigación sobre supuestas irregularidades en el área de seguridad de la empresa, que es un misil contra la "vieja guardia" y un intento de restar apoyos a las hermanas. Parte de estos asuntos no llegaron a votarse ni a tratarse aunque la salida a Bolsa (sin fecha definida) se comentó sin que suscitara rechazo.