Las medidas proteccionistas impuestas por Estados Unidos a la Unión Europea, con el establecimiento de aranceles del 25% a las importaciones de acero procedentes de los países comunitarios y del 10% a las de aluminio, pone a ambos bloques (las dos áreas económicas más relevantes del planeta) a las puertas de una guerra comercial. El presidente de EEUU, Donad Trump, aplicó las mismas medidas restrictivas a sus socios México y Canadá, integrantes con EEUU del Tratado de Libre Comercio, ahora en renegociación.

Esta escalada en las medidas restrictivas del libre comercio impactarán en España en un negocio directo de 400 millones anuales, según estimaciones de las patronales nacionales de ambos sectores industriales, equivalentes al 6% de los daños previstos (6.400 millones) para los 28 países de la UE.

La CE, que ya anunció represalias arancelarias a diversos productos sensibles para EEUU por el mismo importe, formalizó ayer su denuncia contra Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), con sede en Ginebra (Suiza). Bruselas considera que EEUU viola las normas de este organismo multilateral y de su predecesor, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), al imponer unilateralmente sanciones a las importaciones de acero y aluminio invocando la defensa nacional. La UE sostiene en su recurso que Estados Unidos no ha "administrado sus leyes, regulaciones, decisiones y determinaciones de manera uniforme, imparcial y razonable", informó la agencia Efe.

La Comisión Europea también denunció ayer a China ante la OMC por la violación de patentes. Esta es una queja que también comparte el Gobierno de EEUU. El órgano ejecutivo europeo acusa a Pekín de "socavar los derechos de propiedad intelectual de las empresas europeas", dado que las compañías extranjeras que se implantan o acceden al mercado chino "se ven obligadas a conceder la propiedad o los derechos de uso de su tecnología a entidades nacionales chinas", lo que viola, según Bruselas, "las obligaciones de la OMC".

China, que se ha erigido en estandarte del libre comercio y del multilateralismo desde la cumbre de Davos de enero de 2017 frente al proteccionismo de Trump, salió ayer, paradójicamente, en defensa de Europa, Canadá y México, y en contra del fin de la moratoria por la que EEUU había aplazado entre el 23 de marzo y el 1 de junio, mediante sendas prórrogas, la entrada en vigor de los aranceles penalizadores a los aceros y aluminios europeos, canadienses y mexicanos.

Las ventas de España a EEUU que se verán afectadas por el arancel ascienden a 400 millones. España exportó el año pasado a Estados Unidos 337.160 toneladas de acero (el 8,4% de los 4 millones de toneladas que produce el país) por un total de 325 millones y otras 26.000 toneladas de aluminio (el 3,25% de la fabricación española) por un monto de 70 millones, según datos de las patronales españolas. Esto supone una afectación directa pequeña, aunque no se descarta que el gravamen por EEUU a los productos de otras áreas desvíe producción a bajo precio a la UE. Para protegerse, Bruselas pidió autorización a la OMC para aplicar medidas de salvaguardia. El día 24 Trump anunció aranceles contra los automóviles europeos.

Todo esto ocurre cuando hay síntomas incipientes de cierta desaceleración en las economías europeas. El proteccionismo puede afectar de forma negativa al crecimiento global.