El compromiso de Pedro Sánchez con los Presupuestos Generales del Estado (PGE) heredados de Rajoy propiciará que las pensiones suban de manera general un 1,6% este año y que el cálculo de las pagas no se vinculará con la esperanza de vida hasta al menos 2023 (el llamado factor de sostenibilidad). Pero, al margen de este tipo de decisiones políticas, las personas que terminan su carrera laboral están condicionadas por un factor principal: sus cotizaciones. Y el empleo creado en los últimos años, sumado a los despidos y convenios a la baja durante la crisis económica, continúan penalizando sus ingresos.

La muestra es la siguiente: los casi 1.900 trabajadores que se jubilaron el pasado abril en Galicia -último dato disponibleGalicia - pasaron a percibir de media una paga de 1.145,3 euros mensuales; los que lo hicieron un año antes, de 1.173,8 euros. Es una diferencia de 28,5 euros, que alcanza los 400 teniendo en cuenta que los pensionistas perciben 14 pagas mensuales. Esta depreciación se reprodujo en casi todas las prestaciones (incapacidad, orfandad, favor familiar), con la única excepción de las de viudedad (dos euros más).

El grupo de profesionales de entre 56 y 65 años -el que estaba cerca de la jubilación durante la crisis- no fue el más perjudicado por la destrucción de empleo en Galicia, pero sí notó la mengua de los salarios. De acuerdo con la Agencia Tributaria, los trabajadores de esta edad suman tres años consecutivos de pérdida salarial, al pasar de una retribución media de 23.680 euros en 2014 a los 23.520 de 2016, último ejercicio disponible. Lo sufrieron exclusivamente las mujeres, cuyo salario se encogió en 117 euros (el de los varones de la misma edad creció en cuatro euros en el mismo periodo, de acuerdo con el Fisco). Eso sí, en comparación con los salarios previos a la crisis económica la pérdida fue generalizada. De media, los trabajadores mayores de 56 años han dejado de ganar casi 500 euros al año.

La precariedad laboral también ha asestado un golpe a las cuentas de la Seguridad Social pese al aumento de afiliados, de ahí que el reto de mantener el poder adquisitivo de los pensionistas -que ya son más de nueve millones de personas- vaya más allá de equiparar las pagas con la inflación, como reclama buena parte del arco parlamentario. El acuerdo suscrito entre el PP y el PNV -pendiente de las "correcciones" que los populares quieran imprimirle en el Senado- liquida las bases de la reforma de las pensiones de 2013. Con ella se desvincularon las revalorizaciones del IPC al estipular un alza del 0,25% y se fijó 2019 como el punto de partida del factor de sostenibilidad. En base a este último, y según las previsiones de la Comisión Europea, las pensiones públicas de jubilación en 2050 para los gallegos no alcanzarían la mitad del último salario cobrado. Una decisión, por cierto, que no cayó nada bien en Bruselas.

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En comparación porcentual, las pagas de los nuevos jubilados son un 2,6% más bajas que los que se retiraron hace un año; en el conjunto de España la depreciación fue inferior, del 1,5%. Pero, a diferencia de Galicia, donde solo las pagas de viudedad fueron más elevadas, en el conjunto del Estado todas las prestaciones de alta han crecido respecto a abril de 2017.

PAGA DE ATRASOS

La paga de los atrasos de los jubilados gallegos será de entre 49 y 88 euros y la recibirán el próximo mespaga atrasos jubilados gallegos. La revalorización de las pensiones incluida en los Presupuestos Generales del Estado se producirá con la entrada en vigor de las cuentas públicas, algo que ocurrirá en las próximas semanas, de forma que el dinero llegará a los más de 760.000 pensionistas gallegos a partir de julio por dos vías: con el incremento de las dos nóminas correspondientes a ese mes (la ordinaria y la extra del verano) y mediante una tercera paga para abonar los atrasos. Este último ingreso será superior a los cien euros para los jubilados con rentas más altas.