Galicia cuenta con la mayor proporción de trabajadores autónomos de todo el país. De los 998.000 afiliados gallegos a la Seguridad Social, 213.700 son trabajadores por cuenta propia. Pero ni la caída de ventas que sufre el pequeño comercio ni las mayores cargas en forma de impuestos y más cuotas a la Seguridad Social incita a los emprendedores gallegos a dar marcha atrás e integrarse como asalariados en la plantilla de una empresa. Según los datos publicados la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), por cada tres autónomos que desean mantener su doble condición de empresarios (160.000 en Galicia) y trabajadores, solo uno desearía convertirse en asalariado (53.700). Sin embargo, la comunidad gallega es, junto a Asturias, la única en la que el número de autónomos que quieren pasar a ser asalariados supera al de aquellos que desearían hacer el camino inverso, con 53.100 trabajadores por cuenta ajena que desearían estar por cuenta propia.

"La decisión de poner en marcha estos negocios obedece en muchos casos a una situación desesperada", lamenta el presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Eduardo Abad, que considera que muchos autónomos gallegos "aguantan con negocios con escasa rentabilidad porque no encuentran sitio para trabajar por cuenta ajena".

Son casi 400.000 los autónomos españoles que decidieron apostar por la vía del emprendimiento para reengancharse al mercado laboral tras encontrarse con las puertas cerradas en empresas. Pero esta situación no es la más repetida entre los emprendedores españoles. El trabajo por cuenta propia sigue encontrando su principal argumento de peso en dar continuidad a aquellos negocios que les han sido legados. Según los datos del INE, más de 704.000 autónomos españoles se zambulleron en esta actividad para asumir el negocio familiar y prolongar su historia.