La guerra comercial chino-estadounidense, relanzada con el anuncio de nuevos aranceles en Estados Unidos a las importaciones provenientes de China, amenazan con fragilizar aún más la economía del gigante asiático, que comienza a dar signos de desaceleración. Tras los aranceles de 25% sobre productos por 50.000 millones de dólares decretados el viernes por Trump, Pekín respondió imponiendo aranceles "idénticos", asegurando de paso que "China no quiere una guerra comercial".