Los defensores del mantenimiento de las centrales térmicas de carbón en el sistema eléctrico español argumentan que se trata de una tecnología de respaldo de las energías renovables que permiten generar electricidad cuando se producen episodios de sequía (lo que merma la producción hidráulica) y de falta de viento (vital para los eólicos). Los datos de generación eléctrica en Galicia el año pasado le dan la razón pues el fuerte desplome de la producción hidráulica, por los bajos niveles de agua de los ríos (especialmente a finales de año), tuvieron que compensarse con el recurso a las centrales térmicas de carbón y a los ciclos combinados. La comunidad gallega registró en 2017 una producción de energía hidráulica de 3.308 gigavatios hora (GWh), la menor de los últimos seis años y un 66% inferior a la de 2016, cuando superó los 9.814 GWh y lideró la generación de electricidad en territorio gallego, según los datos publicados por Red Eléctrica de España (REE, operadora del sistema eléctrico español).

Esta menor aportación de los saltos de agua provocó la activación con mayor frecuencia de las centrales térmicas de carbón, que el año pasado lideraron la generación eléctrica en la comunidad con un total de 10.817 gigavatios hora, un 14% más que en 2016. De hecho, las plantas de As Pontes (Endesa) y Meirama (Gas Natural) registraron uno de los mejores años del último lustro pese a que tuvieron parones de su actividad de más de 40 días por trabajos de mantenimiento.

Los ciclos combinados fueron los otros grandes beneficiados del desplome de la hidráulica en Galicia y elevaron su generación hasta los 1.763 GWh, un 163% más que los 670 de un año antes y la cifra más alta de los últimos seis años.

Mientras, la eólica también sufrió la falta de viento durante el pasado ejercicio y vio cómo su producción caía desde los 7.319 gigavatios hora de 2016 hasta los 7.002 GWh, lo que supone una bajada del 4,3%. El lastre de la hidráulica provocó que el conjunto de la generación eléctrica en Galicia descendiese un 14% el año pasado, al pasar de los casi 30.700 GWh de 2016 a rondar los 26.370.

De hecho, la aportación de las renovables al sistema en la comunidad gallega marcó en 2017 su cota más baja de los últimos seis años, con el 35,1% de la generación eléctrica, mientras que las fuentes no renovables coparon el 50,9%, un porcentaje solo inferior al registrado en 2012, cuando superaron el 54%.

La situación en el conjunto del Estado es similar a la gallega, con un descenso de la producción hidráulica de electricidad del 49% respecto a 2016 por la escasez de lluvias, lo que dejó la generación con energías renovables en su nivel más bajo de los últimos cinco años, según los datos de los informes El sistema eléctrico español 2017 y Las energías renovables en el sistema eléctrico español 2017, presentados ayer por Red Eléctrica.

Los datos de la firma semipública revelan además que la generación con carbón en España repuntó un 21% el año pasado -justo cuando el Gobierno plantea acelerar el cierre de las centrales térmicas que emplean este mineral- y un 27% la de los ciclos combinados. Mientras, la eólica elevó un 0,4% su producción, frente al descenso del 0,9% de la nuclear, para un balance global del sistema positivo, con un alza de la generación del 0,1% respecto a 2016.

El mayor recurso a las centrales de generación térmica -ciclos combinados y plantas de carbón- derivó también en un aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera del 18%, unos efectos contaminantes que pretende evitar la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, con su plan para acelerar la descarbonización de la economía.

El presidente de REE, José Folgado, sostuvo ayer, sin embargo, que para avanzar en ese camino es necesario mejorar las interconexiones del sistema eléctrico español con el resto de Europa pues actualmente son muy bajas y habría dificultades para afrontar episodios de falta de lluvias y viento como los del año pasado si no se puede recurrir a las tecnologías de respaldo como las térmicas de carbón.