Galicia tiene muchas esperanzas puestas en la industria para asentar la recuperación de su economía. El sector protagoniza buena parte de la revolución 4.0 en compañía de las nuevas tecnologías y, por tanto, de las oportunidades para engancharse a la locomotora de la innovación, al crecimiento inteligente y a la competitividad frente a los mercados globales. Pero también es verdad que fue una de las actividades que más sufrieron la doble recesión. Pasó de representar más del 18% del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico en 2007 al 16% en plena crisis. Ahora se sitúa en el 16,8%, todavía muy lejos de lo que llegó a suponer, aunque con una clara tendencia al alza que le llevó en el primer trimestre de 2018 a liderar el avance de la economía después de una subida del 6,3% en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior. El negocio del sector está rozando niveles precrisis tras marcar el máximo de los últimos nueve años.

La producción industrial superó los 28.700 millones de euros al cierre de 2017, según el balance que acaba de publicar el Instituto Galego de Estatística (IGE). En solo un año engordó en 2.800 millones de euros. Un 10,8% más, el mayor incremento desde el parón económico y en lo que va de cambio de ciclo. De mantenerse el comportamiento que el sector está mostrando en los primeros meses -ese más de 6% en aportación al PIB y un 11,4% en producción entre enero y abril-, la facturación podría este mismo año superar a la de 2008, cuando fueron 32.000 millones de euros, o quedarse a las puertas de hacerlo.

Desde hace tiempo ya la alimentación y las bebidas encabezan la producción industrial de la autonomía. No fue una actividad ajena a las dos recesiones que barrieron el territorio -con todo lo que eso supuso para el consumo-, pero el impacto se notó con menos virulencia. De hecho, su negocio está ahora mismo en récord. En 2017 superó por primera vez la barrera de los 7.000 millones de euros, con un aumento incluso ligeramente por encima del conjunto de la industria, del 10,9%. Su transformación tiene mucho que ver con la apuesta por la I+D tanto en la organización interna y la forma de fabricar, como en nuevos productos.

En la reciente entrega de los Premios Galicia de Alimentación organizados por Clusaga, el clúster del sector en Galicia, su presidente, Juan Vázquez, remarcaba la importancia de seguir pensando "con amplitud" la cadena de la industria alimentaria "para atraer talento e inteligencia para ofrecer productos más competitivos".

La producción de material de transporte se incrementó en Galicia un 4,3%. Casi 6.500 millones de euros gracias al tirón que vuelven a tener la automoción y el naval de la comarca de Vigo. Coquería, refino, empresas químicas y las farmacéuticas pegaron un estirón del 21,5%, hasta los 2.793 millones de euros; y otro 22,7% en el caso de la producción, primera transformación y fundición de metales (2.098 millones de euros). A la generación de electricidad le pasó factura el malísimo año hidroeléctrico por la sequía prolongada que sufrió Galicia, compensada por el fuerte impulso a la producción de electricidad con los ciclos combinados y, sobre todo, el carbón: 1.687 millones de euros, un 11,2% más.

Las otras dos principales patas de la producción industrial en Galicia son los productos metálicos, con un incremento en 2017 del 12,6% (1.425 millones de euros); y el textil, donde la actividad subió un 5,5% (1.391 millones).

Hay otros dos sectores con menos representatividad en la producción industrial de la comunidad gallega, pero con notables mejoras el pasado año. Por un lado están los fabricantes de maquinaria y equipamientos para otras empresas -muy ligados a la recuperación de la inversión y la necesidad de renovar la tecnología-, con un ascenso del 17,7% (798 millones de euros). Y, de otro, los muebles y algunas industrias manufactureras más (joyería, instrumentos médicos, etc.), que experimentan una subida del 30%, con 551 millones de euros.