Hans Peter van den Broek es profesor del departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo. Natural de los Países Bajos, es experto en desarrollo económico y político de China, área a la que ha dedicado varias investigaciones.

-China está inmersa en una oleada de inversiones en Europa. ¿A qué responde?

-China lleva bastante tiempo comprando empresas en Europa, sobre todo para incorporar el I+D+i de compañías occidentales y para utilizar los nombres de esas empresas para salvar las reticencias del consumidor europeo a las marcas chinas, un recelo que cada vez es menor si se analizan ejemplos como el de Huawei.

-Son inversiones estratégicas.

-Sí, responden a la estrategia del Gobierno chino, dueño de la mayoría de esas empresas. Las grandes compañías, algunas con más de 100.000 trabajadores, afrontaron una reconversión a finales del pasado siglo. Las que eran insostenibles desaparecieron y las que sobrevivieron se beneficiaron del apoyo del Gobierno y del sector bancario estatal para salir al exterior. En muchas ocasiones pueden ofrecer más dinero que las empresas occidentales en las operaciones de compra de compañías porque detrás tienen la financiación de los bancos chinos, que a su vez están en manos del Gobierno del país.

-¿Es competencia desleal?

-Es una competencia desleal desde la perspectiva occidental.

-Y en sectores estratégicos de los que depende la seguridad de los países.

-Invierten preferentemente en empresas de nuevas tecnologías, en el sector de la energía y en el de las infraestructuras, hasta el punto de que China ha construido con su dinero un puerto en Pakistán para facilitar el transporte de petróleo al país o una línea de ferrocarril en Ecuador para que sus mercancías no tengan que dar rodeos por el estrecho de Magallanes; grandes obras que son construidas por empresas chinas y con personal enviado desde el país.

-Ese poderío se nota ya en Europa.

-El desarrollo de China está muy vinculado a la creación de las zonas económicas especiales. Esas zonas en las que se experimentó el capitalismo y se facilitó la inversión exterior fueron un éxito. Ahora, siguiendo ese modelo, China usa países de Europa como si fueran sus zonas económicas especiales.

-Alemania y Francia ven con recelo esas inversiones en las que detrás está el Gobierno de China, pero Portugal, que le ha dado el control de EDP, o Grecia, que ha puesto en sus manos el puerto del Pireo, necesitan esas inversiones y les dan la bienvenida.

-Es que Portugal y Grecia se han convertido en esa especie de zonas económicas especiales (ZEE) de China en Europa. Son sus plataformas para penetrar en el mercado del continente.

-En la UE ya se están tramitando mecanismos de supervisión de esas inversiones chinas para blindarse frente a ellas.

-Es comprensible porque la competencia es muy fuerte y detrás de esas empresas suele estar el Estado chino y no se sabe con qué intenciones. Ahora China ofrece al mundo un nuevo modelo de capitalismo autoritario copiado de Singapur. Un régimen abierto en lo económico y muy controlado en lo político. Capitalismo salvaje y ataduras políticas al mismo tiempo. Un ejemplo al que miran muchos países de Asia y África.