Aunque muchas veces parezca que la economía se mueve exclusivamente si les va bien a las empresas, los hogares son un motor fundamental también por un doble motivo. De ellos sale la mano de obra que impulsa la actividad y con la remuneración que reciben inyectan sangre al tejido productivo a través del consumo. No hay fuente de ingresos más importante para las familias que los salarios y por eso la doble recesión dejó a tantos con la lengua de fuera. Entre 2010 y 2015, el peso de los sueldos en la renta disponible de los gallegos se desplomó tres puntos. Pasó del 50,5% del total al 47,6%, según el reciente análisis de las cuentas del sector hogares elaborado por el Instituto Galego de Estatística. Los recursos extra ayudaron a mitigar la situación. Pero se agotan. Sobre todo por la caída de los tipos de interés hasta mínimos históricos y el impacto que tiene para los ahorradores. Las rentas de la propiedad, donde se incluye lo que el banco paga por los depósitos, dividendos y otros recursos parecidos para los hogares, se desplomaron en solo un año, de 2014 a 2015, un 21%.

La aportación de este tipo de rentas a los gallegos se situó en 2.732 millones de euros, el mínimo de los últimos cinco años analizados por el IGE. Son 742 millones menos en tan solo un año. En 2014 alcanzaron los 3.474,4 millones de euros. Junto a los intereses por las cuentas bancarias, aquí se computan además los dividendos por la participación en el capital social de empresas, otras riendas de inversión y los ingresos por el arrendamiento de tierras. No parece que el importe haya mejorado en estos últimos años porque los tipos se mantienen todavía sin cambios.

Los salarios ascendieron en 2015 a algo más de 25.100 millones de euros. Fue el primer año en el que se notó algo la recuperación económica en las nóminas después del suelo que tocaron en 2014, con 25.557 millones de euros. En comparación con 2010 la distancia es todavía más que notable. En aquel momento la remuneración a los asalariados superaba los 27.000 millones, o, lo que es lo mismo, casi 2.000 millones más.

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El terreno perdido por los sueldos lo ocuparon las prestaciones sociales. Pensiones y prestaciones por desempleo, según confirma el IGE, "compensaron la caída de las rentas primarias". De los 11.141 millones de euros que suponían en 2010 escalaron a cerca de 12.200 millones en 2015, un incremento del 9,1%. Hasta el punto de suponer casi una cuarta parte ya de las rentas totales de los gallegos.

Con sus propios negocios, constituidos o no como empresa, los hogares obtienen un 19% de los ingresos (10,233 millones en 2015). Las transferencias corrientes -becas de estudio, remesas de emigrantes, ayudas entre familias...- rozaron los 2.500 millones, el 4,7%.

Eso por la parte de los ingresos. En cuanto a los gastos, el principal son las cotizaciones sociales, que llegaron a 8.043 millones de euros, un 5,2% por debajo del máximo de 2011 (8.492 millones). El aumento de la presión fiscal en plena crisis para animar la recaudación pública provocó un aumentó constante en el desembolso por parte de los hogares en IRPF, el patrimonio y otros gravámenes aplicados a la renta. En 2014 alcanzaron los 4.228 millones, un 9% más que en 2010, aunque en 2015 la partida se aligeró un poco, hasta los 4.002 millones de euros.

Los hogares también son productores de bienes y servicios, ya sea, por ejemplo, por la condición de autónomos de sus miembros o por los servicios de alquiler de las viviendas ocupadas por sus propietarios. Su aportación al Producto Interior Bruto (PIB) autonómico superó en 2015 los 12.186 millones, el 21%, dos puntos menos que el 23% registrado en 2013.