-¿La reparación naval sigue siendo una referencia en Galicia?

-Siempre es un buen negocio. Actualmente puede suponer el 15% de la facturación global del naval gallego y permitió mantener la actividad tanto en Vigo como en Ferrol durante toda esta década.

-¿Por qué el sector eólico no llegó a todos los astilleros de Galicia? Está más concentrado en el norte, en Ferrol.

-Está claro que hay un hub muy relevante en Ferrol. El reto para el sur es introducirse en el segmento de buques de apoyo a los parque eólicos marinos. Tenemos las condiciones y características para poder participar y no lo hemos conseguido, probablemente porque hemos estado focalizados en pesqueros o buques de transporte. Tenemos astilleros privados que pueden construir esas embarcaciones.

-Las auxiliares también crecen...

-Sí, hay que reconocer su mérito: se han internacionalizado y diversificado. Hay firmas que dedican entre un 40% y un 50% de su actividad a la construcción naval y el resto a otras actividades como la automoción, la aeronáutica, la energía eólica o nuclear, incluso. Hasta hace 4 o 5 años no pasaba.

-¿Mantener el nivel actual dependerá de caminar hacia la industria 4.0?

-Ahí estamos con el proyecto europeo Naval 4.0. Hemos contratado a expertos de automoción y aeronáutica y la primera conclusión es que es absolutamente posible trasladar procesos de fabricación de esos sectores al naval, pero se necesita incorporar también tecnología y nueva maquinaria.

-¿Es momento de invertir?

-Al ver otros astilleros en el mundo sabemos que otro tipo de industria es posible. El naval gallego tiene todavía el reto de implementar la industria 4.0.