El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, manifestó ayer que "una penalización añadida al diésel va a aumentar las emisiones de CO2" y provocaría daños al sector de fabricación automovilístico en España que, como recordó, es el segundo fabricante europeo de automóviles. Según Imaz, las emisiones de CO2 de los vehículos actuales de gasolina son un 24% menores que hace 20 años y las de los diésel un 25,2%, con lo cual se han rebajado las emisiones por cada kilómetro recorrido.

En una línea similar se pronunció el presidente de la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf), José Ignacio Alemany Bellido, que aseguró que el impuesto al diésel, una tasa medioambiental, tiene realmente un afán recaudatorio. A su juicio, el tributo no es el método "más adecuado" para rebajar el consumo de gasóleo en el país. "Las medidas para reducir la contaminación no van por ahí", sentenció el presidente de la Aedaf.