La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró ayer que el Gobierno de Pedro Sánchez no hará "una barbaridad" con el cierre del carbón ni de las nucleares y, aunque destacó que la prioridad de su departamento es la descarbonización y que tiene claros sus compromisos, "también sabe lo que es mejor para la economía" española.

En un coloquio celebrado en Madrid, Ribera evitó hablar de calendarios de cierre para las centrales térmicas y atómicas, pero sí acusó al Ejecutivo anterior de "no haber anticipado ni acompañado de un plan específico" la transición hacia las renovables.

Alcaldes y sindicatos alertaron de las graves consecuencias que tendría para la industria gallega una transición energética acelerada como la que consideran que defiende el Gobierno de Pedro Sánchez, que pondría en riesgo el futuro de las centrales térmicas gallegas -la de Meirama (Cerceda) y la de As Pontes-. "Me hace gracia el concepto de transición acelerada del que se nos acusa, pues precisamente por no ser acelerados estamos donde estamos", afirmó Ribera tras destacar que España fue de 2014 a 2017 el país de Europa que más aumentó las emisiones de gases de efecto invernadero.

"Hoy por hoy lo que sabemos es que las fechas marcadas con respecto a las centrales de carbón no han sido acompañadas de un proceso previo y sabemos que en los próximos 18 meses la gran parte de las centrales deberán presentar sus solicitudes de renovación de permiso o de cierre", apuntó Teresa Ribera en referencia a los requisitos ambientales que deben cumplir las térmicas y que están fijadas en la directiva europea de emisiones industriales (DEI), que tiene por objetivo reducir los vertidos contaminantes a la atmósfera. "Desde 2011 teníamos que haber estado trabajando para no llevarnos sorpresas y ha sido al revés, no hemos encontrado papel que anticipe algún tipo de escenario", aseguró Ribera, que en declaraciones anteriores había apuntado 2015 como fecha de referencia para el cierre de las térmicas.

Buena parte de las compañías energéticas de España tampoco ve mucho futuro para el carbón:

Iberdrola. La consejera delegada de la energética en España, Ángeles Santamaría, afirmó ayer en otra mesa redonda en Madrid sobre transición energética que es viable clausurar las centrales térmicas manteniendo la garantía de suministro eléctrico y destacó que Iberdrola pidió hace un año la autorización para cerrar sus dos últimas centrales de carbón en el mundo: Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). Santamaría apuntó que esas instalaciones tienen ya un papel limitado y no están "alineadas" con las políticas medioambientales de la UE. Admitió que esos cierres tendrán impacto en el tejido industrial y el empleo y añadió que todos los agentes tienen que colaborar para mitigar esos efectos, al tiempo que señaló que hay ayudas de la UE que ya utilizan países como Polonia y Alemania para crear alternativas en comarcas afectadas por la transición energética.

Endesa. El consejero delegado de la firma propietaria de la central de As Pontes, José Bogas, opinó también que el carbón cerrará, pues al final la legislación y el coste de las emisiones de CO2 harán que no tenga encaje en el mix eléctrico.

Repsol. El consejero delegado de la petrolera, Josu Jon Imaz, que acaba de entrar en el mercado eléctrico, afirmó que la partida de la descarbonización se juega en Asia y destacó que será la capacidad de que haya gas natural a bajo precio la que reducirá el consumo de carbón en ese continente, donde las proyecciones de crecimiento del consumo eléctrico son muy grandes.

Engie. La consejera delegada de la eléctrica francesa en España, Loreto Ordóñez, señaló que su compañía ha desinvertido en la generación con carbón, aunque destacó que la ecuación económica carbón-gas no funciona porque el coste marginal de producir con carbón sigue siendo más barato.