Las empresas electrointensivas asentadas en Galicia -y también en España- sufrieron en la última subasta del servicio de interrumpibilidad celebrada por el Gobierno en mayo un recorte medio del 40% en las primas que reciben a cambio de reducir o suspender su consumo de energía cuando el sistema no logra atender la demanda, lo que les permite bajar su factura eléctrica. Eso quiere decir que las fábricas gallegas de empresas como Alcoa, Ferroatlántica, Megasa o Celsa pagan actualmente más por la electricidad que en los primeros cinco meses del año y que en anteriores ejercicios. Las últimas subidas de la luz en España -con el megavatio/hora por encima de los 70 euros en la última semana- complican todavía más que estas empresas puedan ser competitivas y rentables actualmente, una situación que los trabajadores califican de "difícil".

La Asociación de Empresas de Gran Consumo de Energía (AEGE) ya denunció en mayo que el resultado de la subasta de la interrumpibilidad agravaba la pérdida de competitividad de la industria electrointensiva española -para la que la energía llega a suponer hasta el 50% de sus costes de producción- respecto a las empresas de otros países. Estas diferencias se han acrecentado todavía más en las últimas jornadas como consecuencia del alza de los precios de la electricidad en España.

Alcoa dejó entrever en mayo que el resultado de la puja de la interrumpibilidad impedía que las plantas de A Coruña y Avilés (Asturias), con unos 400 trabajadores cada una, fuesen rentables en las condiciones de mercado vigentes y ayer, a preguntas de este diario, evitó detallar en qué situación está la de San Cibrao (Lugo). Sin embargo, precisó que el escenario actual tiene "un impacto significativo en la competitividad" del grupo. "Las plantas españolas de Alcoa se ven seriamente afectadas por los precios de la energía ante su elevado consumo eléctrico y su carácter global, lo que impacta de forma significativa en su competitividad", aseveró una representante de la aluminera estadounidense. La compañía lamenta que el precio de la energía es local -y superior al de otros países del entorno con los que compite- mientras que los productos y materias primas con las que trabaja (alúmina, brea o coque, entre otros) tienen precios globales, lo que dificulta su actividad.

La subida de la luz en los últimos días responde en parte al encarecimiento de los derechos de emisiones de CO2 que tienen que comprar centrales de generación eléctrica como las térmicas y que repercuten en el precio final de la electricidad al ser habitualmente las últimas en entrar en el pool (por ser de las fuentes de generación más caras) y también las que fijan el precio de todos los megavatios que comercializan las eléctricas.

El presidente del comité de empresa de Megasa, Carlos Bascoy, explica que la situación de las empresas electrointensivas en España es "difícil" al depender en buena medida de la parte no regulada de la luz, mientras que en otros países las empresas tienen acuerdos bilaterales con las eléctricas, lo que les permite tener unos precios estables a medio y largo plazo. "La competitividad respecto a [las compañías de] otros países es más baja", indicó el representante de la plantilla de la fábrica con sede en Narón. Precisamente, la planta lleva ya varios años trabajando principalmente durante la noche para reducir sus costes eléctricos, al ser cuando el precio de la electricidad es más bajo.

Pero Bascoy denuncia también el "injusto" sistema de reparto de las primas eléctricas en España, que genera "una discriminación entre empresas que están en el mismo sector y producen lo mismo". "Esto nos pone las cosas más difíciles. Hay rentabilidad pero por hacer cosas que requieren mayor esfuerzo o con más valor añadido que nuestros competidores", indica el representante de la plantilla de Megasa. Los trabajadores de la siderúrgica -al igual que los de Alcoa de A Coruña- reclaman un nuevo modelo eléctrico que sustituya a la interrumpibilidad y que ofrezca una solución "estable y global", especialmente después del "drástico descenso" de los incentivos eléctricos en la última subasta y la "mayor incertidumbre" que generó el tener dos pujas en un año.

El presidente del comité de empresa de Celsa Atlantic en A Laracha, Agustín Méndez, también considera "nefasto" el resultado del último reparto de los incentivos y remarca que la subida de los precios de la electricidad afecta "directamente" a la actividad de las fábricas. Sin embargo, confía en que el nuevo modelo energético que instaure el Gobierno dé mayor estabilidad a las empresas electrointensivas.