Las 46 costureras que forman la plantilla de Confecciones Industriales Marisa-Arteixo SL, en concurso de acreedores, acuden cada día al taller con la esperanza de tener noticias sobre sus despidos. De esta pequeña empresa salían una media de mil camisas de caballero al día para Zara pero la empresa, según las explican trabajadoras, dejó de recoger los pedidos de Inditex -su cliente en exclusiva- y desde el 13 de agosto están sin carga de trabajo. No han cobrado la nómina del mes pasado y al haber dejado de producir dudan de que Confecciones Fíos SA -la fábrica de camisería de señora y caballero de Inditex a la que servían- se haga cargo de sus salarios, como hizo en febrero y julio cuando el administrador concursal no pudo abonar sus sueldos por la falta de liquidez de la compañía. Ahora la plantilla solo pide agilizar sus despidos, enquistados en el proceso concursal.

Marisa-Arteixo, asfixiada por las deudas, entró en concurso de acreedores en marzo y el 5 de junio el administrador concursal solicitó la liquidación de la sociedad. "El proceso tendría que estar terminado ya, pero el juez no ha aprobado el plan de liquidación por dos motivos: el informe provisional no está bien hecho y no se ha solicitado el ERE [expediente de regulación de empleo]", explica la abogada de las trabajadoras, Irene Bonet. El viernes pasado el juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña les notificó una providencia en la que el juez declara la "nulidad parcial de las actuaciones" por errores en el informe -tales como la falta de inventario- e insta a presentar una petición de extinción de los contratos de trabajo "en forma". La administración concursal deberá presentar nuevos documentos para avanzar en el proceso.

"El administrador mostró un desentendimiento total desde el primer momento", critica la letrada, que lamenta "que se dilatan los plazos" y prevé que si se alarga el tiempo que las trabajadoras están sin cobrar "el Fogasa [Fondo de Garantía Salarial] responderá de un máximo de cuatro meses". Más allá, "no responderá nadie" y de ser así Bonet advierte: "Pediremos daños y perjuicios a la administración concursal".

Ocho horas de brazos cruzados

Los ánimos entre las costureras están "fatal", asegura una de sus representantes, María José Suárez. "Venir para aquí a las ocho de la mañana para no hacer nada hasta las cuatro...; como siga la cosa así vamos a ir cayendo todas", lamenta esta empleada, que explica que lleva 26 años cosiendo para la firma y que muchas de sus compañeras también suman dos décadas de antigüedad. Aunque ya no hay camisas que confeccionar, las trabajadoras cumplen el horario para no perder derechos. "Al menos queremos no marcharnos de aquí sin nada", resume Suárez.

En primavera, cuando se declaró el concurso, las costureras tenían esperanzas de que se salvara la compañía -así se lo expusieron la empresa y el administrador, recuerdan- pero ahora, las perspectivas de futuro son "nulas", según Suárez. La representante de la plantilla se queja de la "total falta de información" que sufren las empleadas, en una situación "desesperante". "La encargada dice que ella no sabe nada y nosotras ahora tenemos miedo de que nos corten la luz y el agua porque parece ser que no se paga", comenta la trabajadora, y señala que sus compañeras "están perdiendo de ir a trabajar a otra empresa".

Las trabajadoras critican que en los últimos meses se frenó su cadena de trabajo. "Es como si quisieran que no saliera", censura María José Suárez y añade que no llegaron a estar sin carga de trabajo porque Inditex cesara los pedidos sino que fue la empresa "la que no quiso recoger los encargos en la fábrica [Fíos]". Sin ninguna expectativa de viabilidad, la plantilla de Marisa-Arteixo ya solo aspira a firmar cuanto antes un ERE de extinción que pondrá fin a la actividad textil que llevan más de dos décadas desarrollando en el centro de Arteixo.