Los agentes sociales del naval europeo (Sea Europe, por parte de la patronal; e IndustriAll, de los sindicatos) firmaron esta semana un manifiesto inédito en el que reclaman a la Comisión Europea que aplique al sector la condición de "estratégico" para reforzar su competitividad y afrontar con garantías amenazas como la expansión asiática, subsidiada con fondos gubernamentales.

-¿Por qué es tan relevante para el sector de construcción naval el acuerdo firmado esta semana?

-Estamos en un momento complicado para el naval, y en 15 años desde la fundación del diálogo social nunca habíamos llegado a un acuerdo para solicitar a Bruselas una política industrial diferente para nuestra industria y la declaración de sector estratégico.

-¿Cuál fue la respuesta que recibieron desde las instituciones comunitarias?

-Por parte de la Comisión Europea no hay un entendimiento de las necesidades del sector, lo que es y lo que representa. Se le han llevado todos los datos, porque el naval emplea a un millón de personas en Europa.

-¿Se ha comprometido a algo Bruselas?

-No, ahora lo que hay es un compromiso por parte del primer partido político, el de los socialdemócratas, que se reunió con nosotros tras la firma del manifiesto, para elevarlo al Parlamento y debatirlo. Queremos que nuestra propuesta sea firmada por el presidente. Hemos marcado una hoja de ruta para ir reuniéndonos con todos los partidos y contar con su respaldo.

-¿Esas dificultades que menciona por las que atraviesa el sector en Europa se deben a la política de subsidios que beneficia a la competencia asiática?

-Sí. Es algo que sucede desde 1998. Tanto Corea como China realizaron inversiones brutales y, por otro lado, hay una bajada enorme de precios en todo el sudeste asiático en los barcos. Esa rebaja llega al 40%, que no se puede corresponder únicamente a los bajos salarios. Está claro que hay medidas de apoyo de los Gobiernos a los astilleros. A nosotros, como Galicia, ese tipo de actividad nos hace daño, pero tampoco es la más lesiva. Esto puede significar la muerte de algunos astilleros muy importantes en Europa. Hablamos de empresas como Damen, que sufren la presión asiática en los barcos que ellos suelen hacer. También Fincantieri, pero es cierto que éstos se han trasladado y tienen sedes en China.

-La comisaria de Competencia, Cecilia Malmström, reconoció recientemente que el impacto de las ayudas de Asia "puede ser significativo", pero se quedó ahí.

-Queremos que se hable del proteccionismo y se empiecen a poner sobre la mesa trabas a que ellos puedan recibir ayudas. Porque las están recibiendo. Lo curioso es que algún buque de armador europeo con un propulsor GNL recibe ayudas por ese propulsor por ser no contaminante, y el barco se hace en China.

-¿Qué medidas reclaman? ¿Cómo se podrían materializar?

-Primero, la declaración de sector estratégico, porque nos permite que en ayudas a la innovación y de apoyo financiero no se excluya a los astilleros e industrias auxiliares. En la mayor parte de los casos sucede esto, estamos un poco vetados en programas como el Horizonte 2020. Pedimos una nueva política industrial, con medidas más cercanas al sector naval. También de empleo y formación, porque se avanzó en nuevas tecnologías y necesitamos apoyo para la financiación; queremos un soporte especial para el naval a la hora de mejorar la cualificación de los trabajadores.

-Incluso los fondos FEMP están vetados a la renovación de buques de pesca.

-Es una de las cosas que pelean también los armadores, y ahí tenemos su apoyo. Tanto Sea Europe como la Asociación de Armadores de la CE (ECSA) luchan para que sí se puedan recibir ayudas para la renovación. En acuicultura sí reciben un 50% en ayudas para la construcción de sus unidades, y en pesca no.

-¿Es optimista?

-Soy optimista en cuanto a nuestra situación. Nosotros tenemos una característica diferente a los demás, en Galicia somos muy especializados y nos vamos orientando a los mercados que van saliendo nuevos, que además son cíclicos. Somos capaces de hacer cualquier tipo de unidad, y esa flexibilidad permite que no suframos tanto.