Alcoa casi duplicaría su beneficio en España si materializa la clausura de las factorías de aluminio de A Coruña y Avilés. La multinacional prevé ganar este año unos 200 millones en el complejo fabril de San Cibrao (en Cervo, Lugo) con la producción de alúmina -producto intermedio a partir de la bauxita- y estima que perderá en torno a 40 millones en la factoría coruñesa, otros tantos en la asturiana y 20 millones en la lucense por la transformación de la alúmina en aluminio primario, según la información aportada a los sindicatos. Cerrar las dos plantas amenazadas le permitiría pasar de un beneficio resultante de 100 millones por el conjunto de sus operaciones fabriles en España a 180 millones de ganancia de mantener sólo las dos líneas de fabricación de Lugo, como pretende.

La evolución de los mercados internacionales de la alúmina y del aluminio no están siguiendo patrones parejos y el contexto se está volviendo más favorable para la producción de alúmina que para su transformación en aluminio primario mediante electrólisis, un método muy intensivo en consumo y costes energéticos.

Alcoa anunció el plan de cierre de sus factorías días después de que la noruega Norsk Hydro comunicara este mes la clausura por tiempo indefinido, a causa de problemas ambientales, de la mayor refinería mundial de alúmina, situada en Brasil, y días después a su vez de que la antigua factoría alicantina de Alcoa (la actual Aludium, propiedad del fondo estadounidense Atlas Holding) desvelara un plan inversor para reabrir en diciembre la fundición que Alcoa clausuró antes de enajenar la planta y que le permitirá obtener aluminio secundario (a partir de chatarra).

El cierre de la planta brasileña de Norsk Hydro -junto con otros avatares en los suministros mundiales de alúmina- están tensando al alza los precios de este producto intermedio mientras que el del aluminio, que se recuperó con fuerza desde los mínimos de noviembre de 2015 hasta la primavera pasada, ha caído desde entonces un 21%.

La alicantina Aludium, que obtendrá aluminio sin recurrir a la alúmina y sin sufrir por ello el alza de costes de este material, pretende sustituir la compra de 30.000 toneladas de aluminio primario de proveedores externos por la producción propia de aluminio por el procedimiento secundario. Esto no ayudará a sostener la cotización y mermará en esa proporción la demanda. Las 30.000 toneladas que quiere elaborar Aludium equivalen al 34,5% de la producción actual de la planta coruñesa, que está en unas 87.000 toneladas, muy lejos de su récord, muy por encima de las 100.000 toneladas, previo a la crisis internacional de 2008.

La revalorización de la alúmina -junto con el alza del precio de la electricidad desde mayo- estrecha los márgenes si la cotización internacional del aluminio no permite absorber esos sobrecostes, lo que se ve agravado por la vetustez de las plantas que Alcoa quiere cerrar, en parte como consecuencia de que la multinacional no acometió en ellas inversiones modernizadoras.

La patronal europea del aluminio (European Aluminum) alertó el pasado 1 de octubre en Düsseldorf del grave problema que causan a la industria las dificultades de disponibilidad de alúmina. Este mercado está siendo impactado no solo por el cierre de la planta brasileña sino también por las sanciones occidentales a Rusia, que afectan al coloso aluminero Rusial, proveedor del 20% del aluminio que importa la UE y de casi el 45% de los suministros de alúmina que Europa adquiere en el exterior. "Asegurar el suministro de alúmina a nuestras fundiciones en Europa debe considerarse como uno de los pilares de la política industrial del aluminio", dijo Gerd Götz, director general de la patronal.

Alcoa ha podido caer en la tentación de aprovechar este contexto para maximizar beneficios con su producción de alúmina de Lugo destinándola a un mercado angustiado y con precios al alza por la insuficiencia de este bien intermedio antes que transformarla por sí misma en aluminio en una actividad en la que pierde dinero.