"El fracaso no es agradable, pero aporta una experiencia que no te daría ni el mejor Máster", aseguró ayer Carmen Álvarez, fundadora de Valentia Biopharma, durante las jornadas sobre Emperdedores organizadas por el Clúster Tecnológico Empresarial Bioga y la Axencia Galega de Innovación (GAIN).

Un grupo de empresas biotecnológicas socias del Clúster Tecnológico Empresarial (Bioga) aprenden en este evento cómo gestionar el fracaso a la hora de poner en marcha y desarrollar una iniciativa biotech.

"Cuando acabé la carrera de Biología puse en marcha una empresa, junto con un profesor de la Universidad y otros socios promotores", relató María del Carmen Álvarez, quien concretó que su compañía se dedicaba a la búsqueda de fármacos para combatir la distrofia miotónica, una enfermedad rara.

"Estuvimos durante nueve años dando guerra y tratando de sacar adelante uno de los productos que teníamos en cartera, pero el fármaco no terminó de funcionar todo lo bien que debería y finalizamos el proyecto; el proyecto se acabó". ¿Sirvió para algo el fracaso? Álvarez no duda al responder: "Sí que fue útil; y me sirvió para estar hoy donde estoy, para crecer como profesional y para no cometer los mismos errores".