Los robots empiezan a destruir empleo en Galicia. Uno de cada cinco puestos de trabajo de la comunidad está en peligro de automatización, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que detecta que la autonomía gallega ya está perdiendo empleos en ocupaciones con mayor riesgo. La considerada como cuarta revolución industrial va a tener un fuerte impacto sobre el empleo que empieza a notarse en los países desarrollados. Sin embargo, ese efecto de la automatización será desigual en las distintas regiones de los 31 países de la OCDE analizados en el estudio Creación de empleo y desarrollo económico local 2018.

El porcentaje de empleos de alto riesgo es cercano al 40% en algunos territorios como Eslovaquia Occidental, mientras que apenas llega al 4% en otros lugares, como la zona que rodea a Oslo, en Noruega. Además hay fuertes oscilaciones dentro de los países y es en España donde más diferencias se dan, con hasta 12 puntos porcentuales de oscilación entre comunidades autónomas. La tasa de puestos de trabajo con alto riesgo de automatización roza el 27% en Murcia -donde destacan empleos como peones de la construcción o transportistas- y baja al 15% en Castilla-La Mancha -donde destacan los empleos de profesor o encargado-. En Galicia, la tasa de puestos de trabajo con alto riesgo de automatización es de entre 20 y el 24%, lo que sitúa a la comunidad en la zona media-alta de la tabla.

El informe señala que nadie discute que la automatización eliminará empleos, pero añade que el desafío es la reconversión de profesiones y que los puestos que se destruyan sean sustituidos por otros con bajo riesgo de automatización. Por ello, el estudio señala que las autoridades deben basar su respuesta al desafío en la educación y la formación continua y esta debe ir acompañada de planes a escala regional y local que ayuden a las empresas a crecer y a aumentar la demanda de puestos de trabajo. "Tener un bajo riesgo de automatización no equivale necesariamente a un mejor desempeño: una región podría tener bajo riesgo porque la mayoría de los trabajos de alto riesgo ya se han perdido. Lo realmente importante es si se están creando nuevos en ocupaciones con menor riesgo", señala el autor de estudio, David Bartolini. En ese aspecto Galicia tampoco sale bien parada puesto que no figura entre las comunidades que crean empleos en ocupaciones con menor riesgo, pero sí destaca entre las que pierden más empleo en ocupaciones con riesgo. "La automatización puede impulsar el crecimiento de la productividad, generar nuevos empleos y contribuir a mejorar los estándares de vida. Pero debemos protegernos contra cualquier aumento en las brechas regionales en la calidad del empleo," señaló el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. "Debemos centrarnos en mejorar la formación y la productividad en todos los territorios", opina el economista.

El porcentaje de personas con empleos temporales o a tiempo parcial también varía sustancialmente de un territorio a otro. En países como Francia, Bélgica, Hungría, Italia, España o Grecia, la brecha interna supera los 10 puntos porcentuales. Por ejemplo, en la región francesa de Auvergne, la cuota de trabajo atípico fue de 33,6% del empleo total en 2016, mientras que en la región de Ile-de-France, donde se ubica París, el porcentaje fue de solo 21.7%, según los datos recogidos por la OCDE.

El documento apunta que el 60% de los territorios analizados en 21 han creado más empleos con bajo riesgo de automatización que el número de puestos de trabajo destruidos por alto riesgo de ser sustituido por una máquina. El estudio observa también la tendencia a que las zonas con menor cuota de trabajos amenazados por la robotización sean áreas urbanizadas con trabajadores altamente cualificados y predominio del sector servicios.

El informe insta a centrar esfuerzos en mejorar la formación de los trabajadores, especialmente en las áreas rurales, para mejorar la eficiencia de las empresas a nivel local y comarcal de manera que se reduzca el porcentaje de empleados dedicados a tareas rutinarias, que son los empleos que entrañan un mayor riesgo de desaparecer con el avance de la automatización.

"Tanto los gobiernos centrales como las autoridades locales tendrán que enfrentarse a la automatización para aumentar la productividad, con lo que habrán de gestionar las pérdidas de puestos de trabajo que conlleva, especialmente en los territorios menos productivos y con mayores tasas de desempleo", sostiene la organización internacional.

La automatización es una realidad en muchos sectores, como el de la automoción. El investigador Antonio David Masegosa calcula que la conducción autónoma se implantará en las ciudades en torno al año 2050 y que será una opción "mucho más segura que la de los humanos". Los robots son ya imprescindibles en cualquier fábrica y lo serán más en el futuro. La industria atunera La industria atunera, por ejemplo, -con gran peso en Galicia- trabaja en la incorporación de la robótica y de la visión hiperespectral en sus procesos de corte y clasificación del pescado, para ganar terreno frente a competidores como Tailandia.

Frente a la idea de la robotización como una amenaza para el trabajador, expertos en tecnologías defienden que la implantación del big data o análisis de datos y de la inteligencia artificial no supondrá una pérdida de empleos sino más bien un cambio en el perfil de los trabajadores que requieren las empresas. Así lo expusieron esta semana en el Congreso de BigData celebrado en Valladolid), donde defendieron el avance que supondrá la robotización en la medicina, en la lucha contra el cambio climático o para combatir la pobreza en el mundo.