En los años más duros de la crisis económica, Inditex salvó las cuentas macroeconómicas de la comunidad autónoma de Galicia y le ayudó a sacar músculo, al tiempo que aumentaba el suyo. Su modelo de negocio, la innovación continua y un sinfín de características -por todos conocidas- son el secreto de su éxito. De la grandeza de Inditex nadie duda, salvo ahora la Bolsa. Los resultados de los tres primeros trimestres del año arrojan un aumento de beneficios y de ventas en términos absolutos -que ya quisieran para sí otros gigantes del retail-, si bien la evolución neta revela un resultado tímido en términos relativos. En línea con los dos trimestres anteriores, las cifras de ventas están lejos de crecimientos pasados -que rondaban los dos dígitos- y de los futuros que se esperaban.

Las ventas no están en consonancia con las expectativas y también el resultado Ebitda, o lo que es lo mismo, la capacidad para generar negocio y esto, claro, tiene un reflejo inmediato en la Bolsa. El valor de las acciones de la textil gallega está sobrevalorado. Inditex tiene un PER -relación precio en Bolsa con los beneficios de la compañía- de 22, el doble que las demás compañías de retail, que cotizan 12-14 veces sobre beneficios. Es decir, Inditex tiene el mismo comportamiento en Bolsa que las grandes compañías de productos exclusivos o de lujo. Por algo será.

Pero no se puede ser complaciente ni conformista. La bolsa ha corregido a la baja su cotización y, probablemente, vuelva a hacerlo antes de final de año y esto hace que nos preguntemos los motivos. Las razones son varias, algunas objetivas y otras más subjetivas o de juegos de mercados bursátiles que apuestan a la baja. Las importantes son las primeras, que pueden estar provocadas por razones tan variadas como el cambio climático, que ha transformado los otoños en demasiado cálidos, retrasa las ventas de invierno, desplaza la primavera y alarga el verano, lo que descontrola el stock. Pero es preciso adaptar el patrón de ventas no solo a lo climatológico sino sobre todo a lo tecnológico. Ya no es suficiente con estar en las mejores calles de las grandes ciudades, e Inditex lo sabe, hay que estar en las aplicaciones de los dispositivos móviles y todo con la rapidez y agilidad que los usuarios requieren. Los mercados globales tienen grandes ventajas, pero también riesgos, que se lo digan sino al gigante norteamericano Walmart -duramente castigado a principios de 2018-- o a la sueca H&M, que muestra síntomas de agotamiento, evidencias palpables de que hay que adelantarse a lo que está por venir.

En esto parece confiar ahora Inditex, la esperanza del futuro está puesta en la web global que estrena Zara, que la hará presente en más de 200 mercados, cuya implantación debiera arrojar resultados más halagüeños en breve y dar a los inversores los números verdes que esperan de este gigante con músculo suficiente para seguir levantando pesas, aunque sin perder de vista que cada vez los discos que las componen son más pesados.