Fin a la era de los estímulos monetarios extraordinarios en la zona euro. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) confirmó ayer que dejará de comprar activos este mismo mes de diciembre, dando carpetazo, y a pesar de haber revisado a la baja sus proyecciones de crecimiento, a su programa de compra masiva de deuda que, según el presidente de la entidad, Mario Draghi, por momentos, llegó a convertirse en el "único motor" de la recuperación de la zona euro estos últimos años.

No será un frenazo de golpe. Draghi aseguró que la institución reinvertirá completamente el principal de los vencimientos de la deuda acumulada en su balance "durante un periodo prolongado de tiempo más allá del momento en el que suban los tipos de interés". En la práctica, esto supone que el motor de los estímulos se mantendrá candente durante un tiempo.

La masiva compra de deuda fue una inédita herramienta anticrisis que usó el BCE para evitar una disminución prolongada y generalizada de la inflación (una deflación), así como una recesión aún más profunda. Mediante este programa, conocido como de flexibilización cualicativa ( quantitative easing, QE), se inyectaron 2,6 billones de euros en el mercado, unos 80.000 millones al mes hasta abril de 2017, para, a partir de ahí, ir menguando paulatinamente.

Pese a que esta compra de deuda tenía fecha de caducidad desde hace mucho tiempo, algunos expertos enfatizaron ayer que no llega en el mejor momento. Todo lo contrario. Hasta el propio Draghi lo reconoció, pero admitió que "pensamos que disponemos de todos los instrumentos para abordar posibles contingencias en el actual clima de gran incertidumbre". No obstante, puntualizó que el Consejo de Gobierno del BCE no había discutido "en ningún momento la posibilidad de reanudar sus compras masivas de activos".

De hecho, el final del programa de compras del BCE coincide con una nueva revisión a la baja de proyecciones macroeconómicas de esta institución, que ha empeorado su pronóstico de crecimiento para 2018 y 2019.

Para este ejercicio prevé una expansión del 1,9% y para el que viene del 1,7%, respectivamente, lo que representa un ajuste a la baja de una décima en ambos casos.

De cara a 2020, el BCE ha decidido mantener sin cambios su pronóstico de crecimiento para la zona euro en el 1,7%. El presidente del organismo señaló que "los riesgos para las perspectivas de crecimiento pueden considerarse todavía como equilibrados".