El Banco Central Europeo (BCE) nombró ayer tres administradores extraordinarios para gestionar la entidad italiana Banca Carige, que afronta momentos de dificultad al no prosperar una ampliación de capital de 400 millones de euros. La medida se produce tras la dimisión de la mayoría de los miembros del consejo de administración.

El banco genovés se enfrenta a un duro momento financiero y en los últimos meses ha arrastrado graves pérdidas en la Bolsa de Milán de hasta del 18% de su valor. El miedo de los inversores se disparó tras rechazar la junta de accionistas la ampliación. El accionista mayoritario, la familia Malacalza, con el 27,5% de las acciones, bloqueó esta iniciativa y también la emisión de bonos subordinados de entre 320 y 400 millones. Dos acciones -la ampliación y la emisión de bonos- con las que pretendía fortalecer su posición, en un plan vigilado en todo momento desde el BCE.