Hay dos importantes acontecimientos que marcaron, y mucho, el mercado automovilístico en España, pero también en toda Europa, el pasado año. Por un lado, la entrada en vigor en septiembre de la nueva normativa de medición de las emisiones de los coches, mucho más dura que la anterior para evitar errores del pasado como el escándalo del trucaje en varias de las grandes compañías mundiales. El protocolo WLTP (las siglas en inglés de Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedure o Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros) ha provocado, entre otros efectos, que la matriculación sea más cara para algunos modelos que hasta ahora estaban exentos. El otro impacto, todavía pendiente de analizar a fondo, es el anuncio del Gobierno de sacar adelante una nueva ley para la Transición Energética en España que prohiba la venta de vehículos a gasolina o gasóleo a partir de 2040 y que en 2050 todos los que se muevan por las carreteras del país sean eléctricos. Después del gran aumento hasta agosto para, precisamente, sortear las pruebas WLTP, la compra de automóviles echó el freno en los últimos meses del año -en diciembre cayeron en Galicia un 8,2%-, lo que no ha evitado que 2018 se cerrase con un alza del 7,5%, hasta las 1.334.084 unidades. En la comunidad el alza es muy similar, del 7,2%. Se vendieron un total de 46.586 coches, frente a los 43.445 de 2017.

Las principales patronales del sector destacan que es el primer mes de diciembre en el que caen las ventas de automóviles desde 2012. Superadas ya las distorsiones de mercado que provocó la entrada en vigor de la nueva normativa de medición de emisiones, solo cabe achacar la caída de las matriculaciones a una debilidad real de la demanda, que se ve más claramente en el canal de particulares. "Las incertidumbres en el mercado están retrasando las decisiones de compra", aclaran.

Eso se nota en el combustible elegido. Por sexto año caen los coches de diésel, que representaron el 31,3% de todas las ventas. y se sitúan en niveles de 1995. Casi el 49% fueron de gasolina y un 5,4% son híbridos o eléctricos.

Las entregas a clientes particulares subieron un 3,7% en 2018, con 663.010 unidades, mientras que en diciembre bajaron un 11,5%, hasta 53.841 unidades. Las empresas cerraron el curso con un 13,6% de incremento, hasta 420.651 unidades, y registraron un aumento del 8,9% tan solo en diciembre, hasta 34.496 unidades, mientras que las alquiladoras subieron un 5,7% en todo el año, con 237.777 unidades, y un 2,6% en el último mes, con 10.954 unidades.

Muchos segmentos terminaron 2018 con un retroceso en el número de matriculaciones en comparación con el año anterior. Cayeron un 0,4% las ventas de automóviles compactos; casi un 18% los medios; el 7,2% los deportivos; un 10,5% los coches grandes; un 10,5% los monovolúmenes pequeños y un 23,4% los grandes; y cerca de un 5% los todocaminos premium.

En cuanto a los eléctricos, las matriculaciones en España alcanzaron las 21.181 unidades en 2018, lo que supone un incremento del 62,6% en comparación con las 13.021 unidades que se entregaron en el año anterior, según datos publicados por la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive). Se vendieron 6.132 turismos, 1.825 furgonetas, 3.938 ciclomotores y 3.352 motocicletas.