Vodafone España ha comunicado a los representantes de los trabajadores la apertura de un procedimiento de despido colectivo "por razones económicas, productivas y organizativas" que afectará a un máximo de 1.200 empleados, el 23,5% de la plantilla en España. El grupo contaba con 184 trabajadores en Galicia al cierre de su ejercicio fiscal, el pasado 31 de marzo de 2018, repartidos entre la sede de Vigo, con 120 personas, y A Coruña, con cerca de 60, según los datos aportados por la propia compañía, que asegura que todavía no hay ninguna estimación sobre el impacto del ajuste en la comunidad.

La operadora ha convocado a los sindicatos para iniciar a finales de enero el periodo de consultas de este Expediente de Regulación de Empleo (ERE), un proceso que se prolongará durante un mes y en el que la empresa buscará un acuerdo con los representantes de los trabajadores. El anuncio ha enfadado a los representantes de los trabajadores. El responsable del sector de Comunicaciones y Medios de UGT en Galicia, José Ramón Vizcaíno, tacha de "barbaridad las dimensiones del ERE", que ve consecuencia de "decisiones empresariales erróneas en el tiempo de Vodafone en España como la compra de Ono o no apostar por el fútbol".

Vizcaíno critica que los afectados "sean los trabajadores con un tercer ERE y que no paguen el pato primero los directivos por su mala gestión". En su opinión, "la raíz de los problemas" de los que deriva esta situación es "la regulación de las comunicaciones en España, que afecta al empleo", dado que se deja operar a compañías virtuales con un "mínimo" de trabajadores, mientras "se va en contra de empresas con empleo cualificado". Pone de ejemplo el alto grado de cualificación de muchos trabajadores de Vodafone en Galicia.

Vodafone afirma que, "siendo sensible al impacto de esta medida", aborda la negociación con la determinación de alcanzar con la representación social "el mejor acuerdo posible tanto para los empleados como para la empresa". El procedimiento que arrancó ayer persigue "revertir la negativa evolución del negocio, reforzar su sostenibilidad, proteger la capacidad de inversión y diseñar una organización más competitiva y mejor adaptada a lo que piden los clientes". Señala que en el actual contexto de mercado la demanda de servicios sigue creciendo de forma exponencial, pero en cambio los precios no aumentan, como refleja que cerca del 50% de las altas brutas están asociadas con ofertas "low y medium cost".

La compañía asegura que esto le obliga a tener una estructura de costes competitiva tras las caídas de los ingresos y del resultado bruto de explotación (Ebitda) en el primer semestre del actual ejercicio. Esta situación y las actuales expectativas de los clientes, que exigen una relación ágil, sencilla e inmediata, llevan a Vodafone a buscar un modelo organizativo más simplificado y que refuerce la coordinación y sinergias entre los equipos. Vodafone España ya recortó en 2015 su plantilla en unos 1.000 trabajadores tras integrar a la operadora ONO, que adquirió en 2014, y antes, en 2013, en unos 900.