Pocos dieron credibilidad en su día al órdago de David Cameron, que acabó por partir Europa; ninguna encuesta oficial anticipó la victoria, por escasos dos puntos de diferencia, del "sí" al Brexit; y solo los agoreros daban por hecho que Reino Unido saldría de la UE por las bravas. Uno a uno se fueron cumpliendo los escenarios más radicales, y la probabilidad de que el país abandone el mercado común sin acuerdo -Brexit duro- ha ganado muchos enteros después de la abultada derrota de Theresa May en la Cámara de los Comunes. Las empresas gallegas, con una facturación de 1.400 millones de euros en territorio británico -solo entre enero y octubre-, han empezado ya a preparar "protocolos especiales de emergencia" porque, en 70 días, Reino Unido tendrá la misma consideración, a efectos aduaneros, que Tailandia, Namibia o Vietnam. "Dado el rechazo del Parlamento al acuerdo, la probabilidad de que el actual acuerdo se ejecute a tiempo es reducida", resume el director económico de la firma londinense IHS Markit, Raj Badiani.

"Aunque el tiempo se agota el 29 de marzo, la incertidumbre que tenemos es total. Estamos trabajando ya en planes de contingencia para adaptarnos a un Brexit duro; tenemos mucha exposición a ese mercado", explica el secretario general de la patronal conservera Anfaco, Juan Vieites. La industria transformadora de pescado exporta a Reino Unido más de 21.000 toneladas de productos al año que, en caso de la conserva, deberá asumir aranceles del 24%. "Los márgenes ya son exiguos para el sector, con lo que es una preocupación añadida. A nosotros nos gusta competir, pero tendremos que buscar un buen acuerdo comercial en el futuro", añade. De las 482 firmas gallegas que exportan regularmente al mercado británico, más de 80 se dedican a los elaborados de productos del mar. Los mayores temores se ciernen ahora sobre los buques de capital gallego en Gran Sol (en torno a 70), así como los once que, de armadores de Vigo, operan bajo bandera británica e irlandesa.

De hecho el grueso de las compras que realiza Galicia a Reino Unido es pescado, con más de 42.000 toneladas. Vigo es, además, la puerta de entrada a Europa de la pesca de Malvinas, donde opera otra veintena de buques gallegos, en su mayoría bajo pabellón británico. En caso de Brexit duro, estos productos deberán abonar aranceles de hasta el 8%, para el caso de los no elaborados. "Flotas de Holanda y Dinamarca han iniciado ya cambios en sus planes de pesca con un desplazamiento del esfuerzo", revela Iván López, armador y representante español en la Alianza Pesquera Europea (EUFA, en inglés). "Los planes de contingencia corresponden a Bruselas, pero las empresas también tendrán que hacer los suyos propios" como, por ejemplo, con alternativas al transporte por carretera. Aunque el Gobierno español ha incluido la pesca -con el transporte aéreo y los servicios financieros- como "uno de los tres sectores económicos particularmente sensibles". "España defenderá vigorosamente la necesidad de prever ayudas específicas" con fondos comunitarios, un planteamiento que comparte con más países de la Unión. La Agencia Tributaria ha remitido también una circular a las empresas para que trabajen ya en un escenario de Brexit duro.

Las pymes

A nivel cuantitativo, el textil y la automoción son las industrias más expuestas por facturación en suelo británico. "Los aranceles no son lo más preocupante", admite el secretario general de Cointega-Clúster Gallego Textil Moda, Alberto Rocha. A su juicio, el mayor problema será el "coste muy elevado de los trámites burocráticos" para las pequeñas y medianas empresas. A excepción de Inditex y "tres o cuatro compañías más", el ecosistema empresarial del textil en Galicia está copado por "pymes y micropymes". En lo que va de año 71 firmas textiles y de calzado gallegas han facturado más de 500 millones de euros en suelo británico. La cifra es ligeramente superior a la de la automoción, con 417 millones de euros y 31 compañías exportadoras. "La industria de la automoción es una de las que más impactos puede sufrir, precisamente por la fuerte integración de las cadenas de suministro", analiza el socio responsable de Estrategia Energética e Internacionalización y Brexit de KPMG en España, Antonio Hernández. "Los principales riesgos estarían relacionados con aumentos de costes derivados de posibles barreras arancelarias (con tipos en torno al 10%), pero también con los vinculados a barreras no arancelarias y, sobre todo, con posibles disrupciones en la cadena de suministro". En opinión de Hernández, "conviene no olvidar, además, las posibles implicaciones que pueda tener sobre el origen de la mercancía y el impacto en su comercio con terceros países, en caso de estarse beneficiando de algún tipo de acuerdo preferencial".

"Si tenemos que asumir un escenario de salida duro seguramente adoptaremos alguna otra medida, incluso con el establecimiento de alguna persona especialista allí en destino", avanza el secretario general de la patronal Asime, Enrique Mallón, que destaca que la inseguridad ha afectado ya a "proyectos que se están debatiendo, y también algunas inversiones gallegas que se realizarán en el Reino Unido".