La noticia pilló a Serafín Rodríguez trabajando. Paró. Y estuvo llorando media hora. El secretario comarcal de la CIG en Vigo, Alberto Gonçalves, acababa de confirmarle la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de los indultos parciales concedidos por el Gobierno a él y a Carlos Rivas para evitar el ingreso en prisión por los tres años de condena por un delito contra los derechos de los trabajadores cometido durante los altercados en Vigo durante la huelga del sector del transporte de 2008. Hace casi siete años que la Audiencia de Pontevedra hizo firme la sentencia y cinco desde que los tres principales sindicatos gallegos solicitaron otra vez el perdón tras la primera negativa del Ejecutivo en diciembre de 2013.

Serafín llamó después de enterarse a su compañero para compartir el fin de la pesadilla. "Fue un alivio ver el nombre publicado en el BOE", asegura Rivas. Los dos sonríen ahora. A ratos emocionados por el feliz desenlace de lo que definen como "un auténtico calvario".

Lo peor de todo este tiempo fue, aseguran, "la incertidumbre". "No daba llegado", confiesa Carlos. La mayoría de los indultos concedidos desde 1996 no llegan antes de tres años desde la petición. En su caso fueron cinco. Aún están "en una nube", decía Serafín durante la rueda de prensa en la que comparecieron ayer, arropados de los secretarios comarcales de Vigo de CIG, CCOO y UGT, para, sobre todo, agradecer las innumerables muestras de apoyo recibidas. "A los tres sindicatos, a la gente que salía a la calle, a la prensa", apunta Rodríguez.