Como un mantra se repitió hasta la saciedad durante la crisis que el emprendimiento era un buen antídoto contra el parón de la actividad. Y lo fue, sí, pero en muchos casos como obligación para los desempleados que agotaban las prestaciones sin encontrar antes una nueva oportunidad, para aquellos que decidieron capitalizar el paro y lanzar con esos fondos un negocio o para los titulados universitarios que tenían cerrado el mercado laboral. Solo eso, la necesidad, implica mayores riesgos a los que hay ya de por sí en el lanzamiento de un negocio frente a los proyectos con una planificación en profundidad sobre el mercado y el sector. ¿Cuál es la principal consecuencia? La amenaza sobre la continuidad. En 2017 sobrevivían en Galicia el 74,4% de las empresas creadas el año anterior. El porcentaje no para de caer. O, lo que es lo mismo, la mortalidad entre las firmas de reciente creación en la comunidad aumenta sin tregua y una de cada cuatro ya no celebra ni el primer aniversario.

"Hay una tendencia creciente en la mortalidad de las empresas en los últimos tres años", asegura Jorge Cebreiros, vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, que achaca el aumento a ese "mensaje alegre" alrededor del emprendimiento. "Emprender es sano -añade-, siempre que existan bases sólidas". No es bueno, según Cebreiros, "empujar" a hacerlo. Antes del estallido de la doble recesión, las empresas que pasaban del primer año superaban con creces el 80%, según el balance que acaba de publicar el Instituto Galego de Estatística (IGE). Incluso fueron el 100% en 2006.

El freno en 2015, cuando, coincidiendo con la vuelta al crecimiento de la economía, la tasa de supervivencia mejoró ligeramente (pasó del 76,8% al 78%), fue un espejismo. Desde entonces sigue a la baja y la caída es de más de cuatro puntos en 2017, hasta un mínimo histórico, coincidiendo con el nivel más alto de la tasa de actividad emprendedora de los últimos ocho años: el 7% de la población de la comunidad gallega.

¿Es un problema de ausencia de cultura empresarial? "No es tanto la falta de formación, como de la elección del negocio o el sector", responde Cebreiros. A la cabeza de la creación de empresas en la comunidad están el comercio y la hostelería. En 2018, según los últimos datos también del IGE a partir del Registro Mercantil, se constituyeron 470 sociedades en la comunidad vinculadas al comercio mayorista, 394 de servicios de comidas y bebidas y 383 para establecimientos de ventas minoristas. Las tres actividades arrojan una importante reducción anual, del 15,5%, el 14% y el 3,5%, respectivamente. "Comercios, cafeterías, bares... En algunos casos muy innovadores, sí, pero no es un entorno adecuado para un modelo tradicional en estos negocios", señala Jorge Cebreiros en referencia, por ejemplo, al auge del comercio electrónico. "Yo conozco el caso de un matrimonio con un negocio de fabricación de pasta fresca. Va bien, pero solo da para sus dos nóminas", asegura. La perspectiva de crecimiento para ellos es un sueño por un motivo principal: la falta de financiación. Ni siquiera la idea de apostar por franquiciarse. "Te contestan cómo van a hacerlo si trabajan 14 horas", señala.

La historia entronca con otro de los problemas que explican el aumento de la mortalidad de las empresas en la comunidad gallega. Sin la sequía que afectó al tejido productivo de la comunidad por la reestructuración del sector financiero, la falta de financiación sigue siendo un problema. "La fórmula del capital semilla por parte de las administraciones para apoyar empresas emergentes está muy bien -indica Cebreiros- pero da para pagar la nómina de un año. ¿Y todo lo demás? ¿Qué se hace a partir de entonces?".

El primer año es definitivo en la continuidad de un negocio en Galicia. Y hay otra gran criba a partir de los cuatro. Solo aguanta la mitad, el 51,4%, concretamente, según el IGE. Las pymes son las que muestran una mayor capacidad de resistencia. De todas las de ese tamaño nacidas en 2013 seguían vivas el 70,8% cuatro años después. En el caso de los autónomos, fueron solo el 44,6%.

Con el auge de la vivienda, especialmente de alquiler, las inmobiliarias se mantienen en lo alto de la creación de empresas en la comunidad gallega. Salieron a la luz casi 290 durante el pasado año, un 4,4% más. También las constructoras, con un 28,4% de alza entre las dedicadas a la edificación.

Entre el resto de sectores hay dos datos muy llamativos. Por un lado, en el área de programación, consultoría y otros servicios informáticos, donde el alza superó el 28% (99 empresas nuevas) y en suministro de energía, con un incremento disparado del 184,6% (74), probablemente explicado por la constitución de las sociedades que llevarán la gestión de los nuevos parques eólicos de la comunidad gallega.