El Grupo Alibérico, liderado por el empresario gallego Clemente González Soler, es a día de hoy uno de los principales candidatos a la adquisición de las plantas de A Coruña y Avilés pertenecientes a la multinacional norteamericana Alcoa. Así lo publicó este diario en octubre y así lo reconoció el pasado domingo el presidente de la Confederación de Empresarios de A Coruña (CEC), Antonio Fontenla, aunque sin mencionarlo expresamente en una entrevistaCECAntonio Fontenla.

La operación, que debe fraguarse antes del próximo 1 de julio, tiene sus complejidades, y no solo para Alibérico, sino también para el resto de interesados, entre los que figuran "fondos de inversión y varias empresas", tal como admitió ayer el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada.

El principal escollo a salvar, según los actores implicados consultados, es lograr un "precio competitivo y estable" de la luz. En este sentido, señalan que hace falta conocer el coste energético durante un plazo razonable. El periodo que apuntan es de cinco a siete años.

Aquí entra en liza el Estatuto para la industria electrointensiva que el Gobierno tiene previsto aprobar en abril, lo que dejaría dos meses por delante para que fructifiquen las negociaciones. El acuerdo entre la empresa y los trabajadores de A Coruña y Avilés establece el 30 de junio de este año como fecha tope para materializar la venta o la reindustrialización de las factorías.

Sobre el perfil del comprador potencial, los sindicatos recelan de la entrada de fondos de inversión (por temor a los conocidos como "fondos buitre") y apuestan por la venta a un grupo industrial. Esta sí es una ventaja importante para Alibérico, y no solo porque cuenta con un paisano como González Soler a los mandos, sino porque está catalogado como el primer grupo privado en Europa de capital español del sector del aluminio.

Ya en 2016 la operación estuvo a punto de fructificar. Entonces Aludium y Alibérico (con tres plantas que en su día pertenecieron a Alcoa Inespal: Sabiñánigo, Linares y Alcalá de Henares, todas ellas transformadoras de aluminio) llegaron a sellar una alianza para hacer una oferta definitiva por los tres últimos complejos que Alcoa conserva en España: A Coruña, San Cibrao y Avilés. No salió adelante, según pudo saber este periódico, porque entonces se vaticinaba una bajada muy importante del precio del aluminio (LME) y por el coste energético (con un precio de la electricidad inferior al actual). En aquella puja también estaba Quantum, el fondo alemán que compró la gijonesa Tenneco.