La plataforma online Zara.com incorpora unas 600 nuevas prendas a su catálogo cada semana, las mismas que se distribuyen entre las 2.246 tiendas que la primera marca de Inditex tiene en todo el mundo. El fast fashion, la fórmula que ha hecho crecer como la espuma el imperio de Amancio Ortega, multiplica su velocidad con el impulso de la tecnología, en lo que la multinacional textil ha invertido 2.000 millones de euros en los últimos años. Las ventas por internet y en los locales comerciales se funden en un sistema integrado que persigue, como el primer día, poner al cliente en el centro del modelo de negocio para satisfacer su demanda de un modo, ahora, casi inmediato. Esta vertiginosa producción de moda ha llevado al grupo que preside Pablo Isla a habilitar temporalmente una nave en Sabón para ampliar los estudios de fotografía. Este espacio denominado Zara Studios se utiliza para la producción audiovisual mientras se construye en las inmediaciones un nuevo edificio (de dos sótanos y cuatro alturas) que se dedicará en exclusiva a esta función.

El e-commerce obliga a ampliar la superficie de las tiendas para dar cabida a todo el armario disponible en internet a la vez que permite a la compañía diseccionar los deseos del cliente en tiempo real. Inditex realiza un análisis diario del feedback del consumidor online, que unido al pulso que transmiten los responsables de tienda se traduce en indicaciones al equipo de diseño para satisfacer los deseos del cliente en el menor tiempo posible.

Cada marca de Inditex tiene sus platós y los de Zara están en la sede, en Sabón (Arteixo). Cada prenda que la firma pone a la venta pasa por Zara Studios. Así reza el letrero a la entrada de una nave de planta baja y pasillos blancos, compartimentada en salas en las que modelos de agencias internacionales posan con la última moda de Zara bajo grandes focos. Hombres, mujeres y niños con rasgos asiáticos, africanos o caucásicos. La multinacional coruñesa busca una imagen internacional para vender el producto en los 202 países de todo el mundo en los que está disponible la compra online. En 2020 la venta digital de todas las marcas de Inditex será posible desde cualquier rincón del planeta, según anunció Pablo Isla el pasado septiembre.

Con ese horizonte, Inditex avanza para difuminar la frontera entre la tienda digital y la física. Cualquier pedido online puede ser servido desde un almacén exclusivo de web o desde una tienda, lo que sea más eficiente por tiempos y costes. RFID (identificación por radiofrecuencia, por sus siglas en inglés) son cuatro letras clave en el proceso de integración digital de la textil. Este sistema de trazabilidad de las prendas comienza en la fábrica, donde cada artículo recibe su chip, en el que se graba la información del producto cuando llega al centro logístico. Desde allí se reparte a las tiendas y los almacenes online. En la trastienda los dependientes recepcionan el pedido con una pistola RFID, que lee cada prenda, y pueden exponer la mercancía según la sugerencia visual del albarán digital. La misma herramienta tiene una opción de buscador para localizar prendas (emite un pitido más intenso cuanto más cerca del artículo) que el empleado puede usar a la hora de servir un pedido online.

El sistema integrado también hace posible que el cliente entre en un local de Zara y salga con un pedido a domicilio pagando en efectivo en caja si así lo desea. Inditex multiplica las opciones que ofrece al ciente siempre buscando la gestión más eficaz de los inventarios para vender las prendas de tendencia y evitar caer en entornos promocionales minimizando así los descuentos y las rebajas con el afán de ganar margen de beneficio.

El inventario integrado, que se actualiza cada hora en todo el mundo, funciona al cien por cien en Zara, Massimo Dutti y Uterqüe. El resto de marcas de Inditex están en proceso de implantación y el proceso se completará en dos años. Para 2020, según Isla, Inditex será una compañía "plenamente sostenible, plenamente integrada y plenamente digital".

La tienda piloto de Zara en Arteixo es el banco de pruebas de las novedades de la primera marca de Inditex. Un 10% de la producción está ya dentro de la etiqueta Join Life, que garantiza la sostenibilidad de los materiales y los proceso utilizados en la confección. Son prendas con otra historia pasada, como las de poliéster reciclado. El proyecto convierte, por ejemplo, botellas de plástico en una chaqueta verde que se fotografía en Zara Studios y se cuelga en la web.