A estas alturas, la lucha contra el cambio climático serviría de bastante poco sin adaptarse a lo que es irreversible. Hay, como subraya la Xunta, "evidencias suficientes" de que la presión sobre el planeta "ya está provocando impactos considerables". No hace falta irse muy lejos para comprobarlo. La comunidad se mantuvo en alerta por sequía durante un año y tres meses, desde enero de 2017 a marzo de 2018, con una oleada de incendios en pleno otoño que acabaron con la vida de cuatro personas y llegaron incluso al centro de Vigo. Antes, en 2009, el ciclón Klaus fue capaz de arrasar con la columna vertebral del transporte de electricidad en la comunidad -pocas imágenes de la fuerza del viento en Galicia son tan contundentes como las fotografías de las torres de alta tensión dobladas en Silleda en aquel momento- y dejar sin luz durante días a cientos de miles de personas. Los diferentes análisis impulsados por la administración autonómica desde que en 2005 lanzó la primera hoja de ruta para afrontar el gravísimo problema constatan el aumento de esos fenómenos meteorológicos extremos, la subida incesante de la temperatura media o una larga retahíla de víctimas: desde los recursos hídricos a la costa, "con consecuencias directas en nuestra salud, economía, alimentación, etc.", destaca la Estratexia Galega de Cambio Climático e Enerxía, con la que la Xunta de Galicia aspira a que la comunidad esté "libre" de gases de efecto invernadero en 2050 a través incluso de rebajas fiscales para "implantar la cultura de la eficiencia energética".

Galicia es por su gran capacidad como productora de energía renovable una potente aliada contra el cambio climático y, a la vez, una aceleradora de su impacto. Es la cuarta comunidad con más emisiones a la atmósfera. En 2017, como adelantó ayer LA OPINIÓN, se superaron las 30 millones de toneladas equivalentes de CO2, algo que no sucedía desde 2012. Aumentaron un 7%, la mayor subida entre las comunidades con mayor cantidad de gases de efecto invernadero y muy por encima del total nacional (4,2%), por culpa del acelerón en la quema de carbón en las térmicas gallegas para compensar el desplome de la generación hidroeléctrica a causa de la sequía. Por esa razón, y como ocurre con el plan nacional y el borrador de la ley estatal, la estrategia en Galicia aúna la lucha contra el cambio climático y la transición energética. Lo uno no se entendería sin lo otro. Más de un tercio de las emisiones contaminantes de Galicia procede de las centrales termoeléctricas, sobre todo las dos térmicas de Endesa en As Pontes y la de Naturgy en Meirama, esta última con los días contados tras la decisión del grupo presidido por Francisco Reynés de no adaptarla a los nuevos requisitos europeos de emisiones industriales.

Pese a la airada reacción del Ejecutivo gallego, con críticas feroces por parte del presidente, Alberto Núñez Feijóo, y del conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, contra Naturgy por "incumplir una vez más" sus compromisos con la comunidad gallega, el cierre de Meirama es fundamental para conseguir una "reducción drástica" de las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, el "paulatino" descenso del carbón en el mix energético gallego por la clausura de la central es la razón principal de que la Estratexia pueda fijar para 2030 un descenso del 25% en los gases.

El calificativo de "drástica" para referirse a la tijera en las emisiones no es metafórica. Aparece así, tal cual, en el documento, donde Galicia se presenta como una comunidad "consciente de su responsabilidad y de que su futuro pasa por convertirse en una región conformada por ecosistemas y poblaciones resilientes al cambio climático" bajo el compromiso de alcanzar la llamada "neutralidad climática" -es decir, el equilibrio entre emisiones y la absorción de los gases de efecto invernadero gracias, básicamente, al papel de limpiadores del suelo y los montes- "lo antes posible".

Es el primer punto del capítulo dedicado a la mitigación. Además del enorme peso de la industria eléctrica convencional, en las emisiones de CO2 y otros gases fatales para el entorno destaca el transporte. Sobre todo el de turismos, con el 12,9% de los gases. Los vehículos pesados representan el 5,6% y los ligeros un 1,3%. La fermentación entérica en la ganadería -los gases del ganado- suponen un 6,8% y un 6% viene de la combustión de los hogares, el comercio y la propia administración.

Con las ayudas a la rehabilitación al amparo del plan estatal de vivienda 2018-2021, la Xunta aspira a avanzar en la eficiencia energética en el sector residencial. La partida asciende a 19,3 millones de euros. Es una de las medidas en implantación ya, al igual que los 11,2 millones destinados a la rehabilitación de la envolvente de viviendas de protección oficial o los certificados de eficiencia energética.

Entre las que están todavía en estudio destaca "la posibilidad de establecer incentivos fiscales en el IRPF para la mejora relacionada con el ahorro y la eficiencia energética". Una medida en la que están implicadas tres consellerías: la de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, la de Economía, Emprego e Industria y la de Facenda. En esa misma fase, todavía en análisis, aparecen las actuaciones de eficiencia energética para las personas en situación de pobreza.

La rebaja de la factura fiscal entra también en la batería de herramientas para "caminar hacia un modelo energético bajo en emisiones". "Esta línea de actuación lleva, necesariamente, la mayor presencia de energías renovables en el mix energético de Galicia en detrimento de las fósiles", admite abiertamente la Estratexia, en exposición pública desde finales de esta semana. Ahí se enmarcan los nuevos parques eólicos que se están construyendo a raíz de las macrosubastas de potencia verde del Gobierno central. "La Xunta de Galicia, a través de medidas como, por ejemplo, el canon eólico, está promoviendo la repotenciación de los parques existentes", señala, además de fomentar otras fuentes renovables, incluyendo "la readaptación" de las centrales hidroeléctricas.

La Estratexia menciona "un plan de incentivos" para exprimir nuevas tecnologías renovables, como la aerotermia, la geotermia, la solar térmicas y el biogás y el impulso a la I+D en energías del mar. El gas, aunque pueda resultar contradictorio, forma parte de la nueva hoja ruta de la transición energética de la Xunta, que apuesta por el desarrollo de las redes de transporte y distribución de gas y el aumento de su uso en concellos, polígonos industriales y puertos.

Procesos de combustión

Los procesos de combustión energética en la industria provocan otro 9,2% de las emisiones de Galicia y un 5,8% el resto de actividades vinculadas al funcionamiento diario de las fábricas. "Adicionalmente a las actuaciones propuestas en materia de eficiencia energética y aprovechamiento de las energías renovables, la batería de medidas que se proponen para este sector, con horizonte 2030, persigue mejorar la competitividad de la industria gallega a través de procesos de innovación tecnológica, digital y de rediseño ecoeficiente de procesos que redunden en la reducción de emisiones -añade la Estratexia-, mediante mecanismos específicos de financiación, acuerdos voluntarios con el sector y programas públicos que promuevan la excelencia empresarial".

En paralelo a las ayudas para auditorías energéticas y la sustitución de equipos en las empresas, y los estudios sectoriales y los proyectos demostrativos del potencial de ahorro en el consumo, la Xunta se plantea estudiar el potencial del biogás en industrias, depuradoras e instalaciones agrícolas y ganaderas; y buscar tecnologías facilitadoras que permitan reducir el impacto ambiental de los gases fluorados.