El exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) marca distancias sobre su papel en la creación del grupo BFA-Bankia y su salida a Bolsa, pues solo tuvo que hacer "dos cositas", como reunirse con el que fue presidente de Bancaja José Luis Olivas, reticente a un proyecto, y asegura que no recibió ninguna alerta de sus inspectores sobre la situación de la entidad hasta 2012. Para entonces, la realidad económica "no era un estrés" sino un "hundimiento monstruoso", según su declaración como testigo ayer en la Audiencia Nacional, en la que concretó que los inconvenientes no solo fueron fruto de esta "segunda recesión", sino que las cajas que integraron la entidad hicieron "algo mal" durante la "alegría de la burbuja inmobiliaria", cuatro o cinco años atrás; y que la intervención de la entidad por parte del entonces Gobierno del PP "se hizo mal".

MAFO, cuya comparecencia duró más de seis horas, afirmó que el Banco de España perdió "el control" del asunto a mediados de 2012 y que el Ministerio de Economía, dirigido en aquel momento por Luis de Guindos, asumió el liderazgo. La publicación anticipada del informe del FMI hizo que "todo saltara por los aires".

Negó conocer los correos que el inspector José Antonio Casaus remitió a sus superiores, cuyo contenido "acertó por casualidad" con los problemas de viabilidad pero no con las razones. "Es como si me dicen que usted se va a morir a la salida por una teja, y luego sale y le atropella un coche. ¿Muere? Sí, pero no por ese motivo", ilustró a la Fiscalía Anticorrupción, a la que ha indicado que los jefes de inspección hicieron bien en no trasladarle la opinión. El Banco de España, aseguró, no dice a las entidades cómo gestionar, sino que "solo detecta lo que usted no debe hacer".