La comparecencia de Francisco González, ex líder de BBVA, era uno de los platos fuertes del juicio contra la anterior cúpula de Bankia por la salida a Bolsa. Además, su paso ayer por la Audiencia Nacional fue la primera ocasión en la que se le veía públicamente tras su dimisión de la presidencia de honor por el estallido del escándalo de las supuestas escuchas encargadas desde el BBVA al comisario Villarejo para espiar a políticos y empresarios. De eso no habló. "Señoritas, hoy venimos a otra cosa", dijo al llegar a los periodistas. De lo otro, ya como testigo, no escatimó en detalles. "Yo quise parar la salida a Bolsa porque pensaba que no valía nada o valía poco, al no haber un gran inversor institucional extranjero", justificó, tras admitir que, efectivamente, como el propio Rodrigo Rato aseguró al tribunal, le pidió que abandonase el timón de Bankia.

Fue en una de esas "famosas cenas" entre los máximos responsables de la banca. Bankia estaba sobre la mesa porque, según González, "era el tema que preocupaba a todo el mundo". Las estimaciones de recapitalización de BBVA se situaban entre los 15.000 y 20.000 millones de euros, muy por encima de los 7.000 millones que quería Rato.

"Le dije que lo mejor era que dimitiera porque no iba a conseguirlo", explicó antes de señalar que Luis de Guindos, entonces responsable de Economía, "asintió". El estreno de cotización de Bankia "fue impulsado", según González, por el Gobierno. El entonces subgobernador, Javier Aríztegui, llamó al también en aquel momento consejero delegado de BBVA, Ángel Cano, para que participara en la colocación. "Fuimos implacables y dijimos no. No podemos entrar en una salida a Bolsa de tal magnitud en la que inversores institucionales extranjeros no están", afirmó. "Desgraciadamente, no nos hicieron caso", dijo. Aún así, González descarta la existencia de dolo en la operación. "No lo creo, fue un conjunto de circunstancias propiciadas por la política para salvar España", resumió.