La Unión Europea entablará en los próximos meses una nueva negociación comercial con Estados Unidos en busca de un acuerdo para eliminar los aranceles en los productos industriales, con un alcance menos ambicioso que el ya "obsoleto" TTIP para asegurar la débil tregua en las tensiones transatlánticas.

Los Estados miembros validaron ayer el mandato de negociaciones con EEUU propuesto por la Comisión Europea (CE) en enero, aunque Francia se opuso a la apertura de conversaciones y Bélgica se abstuvo. No obstante, solo era necesaria una mayoría cualificada (16 países que representen al menos al 65% de la población) para dar luz verde al mandato, por lo que la Comisión podrá empezar próximamente unas conversaciones que, según la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, podrían concluirse rápidamente.

"Una vez empecemos, creo que podemos avanzar bastante rápido", señaló ayer la comisaria sueca. Malmström aseguró que la Comisión "no tiene miedo" a la potencial imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos y señaló que las nuevas negociaciones buscan implementar los compromisos que Bruselas y Washington acordaron el pasado mes de julio para contener las tensiones comerciales. Además, recalcó que los productos agrícolas no entrarán en las negociaciones y tildó esta decisión de una "línea roja" para la Unión Europea, si bien Estados Unidos sigue insistiendo en que este sector sea un capítulo del futuro acuerdo comercial.

Por otro lado, Bruselas se compromete a examinar el impacto "económico, social y ambiental" que tendrá este pacto sobre la base de otros pactos internacionales suscritos por la UE, como el Acuerdo de París. El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció en junio de 2017 que EEUU se retiraría del Acuerdo de París sobre el cambio climático aprobado por 195 países en diciembre de 2015, y Francia se opone a aceptar acuerdos con potencias que no respeten este pacto. Las directrices finales que guiarán la negociación de la Comisión recogen que la UE podrá suspender las negociaciones de forma unilateral si EEUU impone nuevos aranceles similares a los que estableció en 2018 por justificaciones de seguridad nacional y con los que Trump ha amenazado a la industria europea del automóvil. El acuerdo no podrá sellarse mientras sigan activas las medidas proteccionistas estadounidenses al acero y aluminio europeos.