A diferencia del grueso de las actividades que estructuran el Producto Interior Bruto (PIB) de Galicia, la industria metalúrgica sí puede decir que ha dado carpetazo a la prolongada resaca de la doble recesión. Ha sumado empleo y volumen de negocio y, con un incremento del 3,5% interanual, ha engordado el ecosistema de empresas del sector hasta las 3.777. Lo que no ha despejado es uno de los factores de incertidumbre que la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asime) advirtió hace ya dos años: la falta de mano de obra cualificada, tanto la más próxima a oficios tradicionales (soldadores, caldereros o tuberos) como a los que han emanado de los nuevos procesos productivos y la industria 4.0. De las en torno a 3.000 vacantes detectadas entonces el sector solo ha podido cubrir una tercera parte, ya que la falta de personal se ha producido en un contexto de mayor actividad de la automoción, el naval o las construcciones metálicas. "Con los planes formativos en marcha no vamos a llegar", advirtió ayer el secretario general de Asime, Enrique Mallón, durante la presentación del Informe Anual del Sector Metalúrgico 2018.

El segmento del naval fue el que más ocupados sumó el pasado ejercicio, según los mismos datos, con un incremento del 12,7%. En este caso los astilleros han tenido que echar mano de mano de obra foránea, un déficit que irá previsiblemente a más con la creciente cartera de pedidos. A las 27 unidades firmadas hasta diciembre hay que sumar el atunero que Calvo construirá en Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard), el segundo crucero ultrapremium de Hijos de J. Barreras para The Ritz-Carlton, el arrastrero que Pescapuerta construirá en Nodosa o los pesqueros de Nueva Pescanova (Armón Vigo y Burela). "Existe una falta de atractivo en muchas actividades y cuesta conseguir personas", asintió Mallón, que reivindicó las "buenas remuneraciones" de la industria metalúrgica gallega como un aliciente a destacar, amén de la "estabilidad" sectorial y una "representación sindical sólida". También la automoción elevó en dos dígitos la cifra de ocupados pese al parón del mercado de sedanes y gracias a "una cada vez menor dependencia de PSA" por parte de las proveedoras de componentes.

Pese a la práctica recesión técnica del país, Alemania es un "mercado objetivo" para el metal gallego, que incorpora al de Rusia y Marruecos como países core de negocio. A juicio de Asime Galicia debe liderar la industria del polo ibérico, con la incorporación de las actividades lusa y marroquí. Para Mallón las "tensiones" que amenazaban con deslocalizaciones a ambos países "se han rebajado". "El récord de exportaciones de las empresas metalúrgicas portuguesas no está impactando a Galicia de manera global", apreció. Los costes energéticos, los nuevos modelos de vehículos -derivados de las políticas de transición energética-, el Brexit o el proteccionismo son las amenazas que, para Asime, podrán afectar a la consolidación creciente del sector.