Con dos décadas largas de historia a la espalda desde los orígenes en el sector forestal, este 2019 es una de las etapas cruciales en la travesía de Greenalia hacia su consolidación como un grupo de referencia en la transición energética. Tiene entre manos la construcción de sus dos primeros parques eólicos y la joya de la cartera, la segunda mayor planta de biomasa de España que levanta en la localidad coruñesa de Curtis, va "sin retrasos", conforme al calendario previsto. "Con cerca de un 80% de grado de avance", según concretó ayer el director financiero, Antonio Fernández-Montells, durante la presentación del balance del pasado ejercicio. Ese impás entre lo que hasta ahora fue la compañía y lo que será incide de lleno en las cuentas de 2018. La movilización de las inversiones necesarias para los proyectos en marcha disparó un 90,4% el resultado financiero, hasta superar el millón de euros, y merma las ganancias: 483.200 euros, casi un 33% menos que el año anterior. Aún así, el beneficio antes de intereses, impuestos y amortizaciones (Ebitda) crece un 22% (2,3 millones de euros) y la facturación se mantiene estable, con 35,4 millones de euros, lo que supone un alza del 1,2%. Greenalia espera unos ingresos para este ejercicio de 46 millones y llegar a los 104,6 millones en 2020, a medida que se enciendan los más de 2.100 megavatios (MW) que atesora en el portfolio.

Los dos parques en obras, con una potencia de 46,5 MW y una inversión hasta el momento de 7,5 millones de euros, estarán en funcionamiento a finales de año, cumpliendo así las exigencias del Gobierno para las adjudicaciones de las megasubastas de renovables. El resto de instalaciones del Plan Eolo de Greenalia, que suman un total de 178 MW, no es seguro que lleguen a tiempo.

"Es posible que algunos parques se demoren un par de meses y entren en operación en 2020", afirmó Fernández-Montells. Si fuera así, la compañía perdería el derecho de prima vinculado a estos concursos. No habría "un impacto, en absoluto" para las cuentas porque los parques se están comercializando con contratos de suministro de electricidad a largo plazo (PPAs) y la retribución es mayor a la de las subastas. Sí se perderían los avales depositados en la caja del Estado, aunque Greenalia tiene un acuerdo con los proveedores de los aerogeneradores y las firmas encargadas de la construcción y el mantenimiento para repartir entre todos los costes.

Los trabajos de la central de biomasa, de 50 MW de potencia, acabarán en septiembre y a principios de octubre empezarán las pruebas. En este caso el plazo dado por la administración central para pulsar el interruptor es marzo de 2020. "Y se espera „señala el responsable financiero„ que así sea".

Además del Plan Eolo y las instalaciones de Curtis, Greenalia acumula otros 53 proyectos con más de 1.900 MW de potencia en diferente fase de maduración, parte tramitados desde el inicio directamente por el grupo liderado por Manuel García y otros fruto de compras, como las tres operaciones de parques eólicos y otra de fotovoltaica formalizadas el pasado año. La estrategia de Greenalia hasta 2023 prevé el desarrollo de unos 1.000 MW que aportarán 100 millones de euros al Ebitda. Los otros 1.100 MW de la cartera "sin duda tienen un valor para la compañía", pero no echarán a andar antes de 2024.

La deuda para cubrir los costes de los proyectos pasó de 7,27 millones de euros de 2017 a 74,32 millones. El 92% del incremento viene de deuda sin recurso, garantizada por los activos para los que se pide y, por tanto, sin repercusiones en el resto del patrimonio de la empresa. Tanto aquí como en el resto de ratios, Greenalia asegura que el cumplimiento de las previsiones para 2018 del plan estratégico es "de un grado muy alto" y se está replicando también en el arranque del 2019. Durante el primer trimestre, la facturación aumentó un 27%, con 11,3 millones de euros; y el Ebitda se elevó un 34% (790.000 euros).