CaixaBank obtuvo un beneficio de 533 millones de euros en el primer trimestre de 2019, un 24,3% menos que en el mismo período del año anterior, a causa de la ausencia de extraordinarios, como los vinculados a la venta de Repsol. Si no se tiene en cuenta el impacto de estos extraordinarios, el resultado de la entidad bancaria habría crecido un 4,3%, según informó ayer CaixaBank a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El crecimiento de los ingresos core del negocio, que alcanzaron los 2.027 millones (+0,9%), impulsaron los beneficios, apoyados por un aumento del margen de intereses del 2,9%, hasta los 1.237 millones, pese al descenso de las comisiones del 2,2%, hasta los 612 millones. Los recursos de clientes crecieron en 10.981 millones, hasta los 369.463 millones, un 3,1% más a cierre del trimestre. En cuanto al crédito, el bruto a la clientela se incrementó en ocho décimas, hasta los 226.432 millones.

En comparecencia ante los medios, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, se mostró convencido de que los sindicatos acabarán aceptando un acuerdo sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que prevé la salida de 2.157 trabajadores, e insistió en que éste es necesario para el futuro del banco. El directivo se mostró crítico con la posibilidad de nuevos impuestos a la banca en el escenario político que se abre tras las elecciones y ha afirmado: "Nosotros no somos responsables de los errores y del dinero que han costado otras entidades". Así, zanjó que "no tiene sentido" que unas tengan que devolver ayudas públicas de entidades "que ya no están porque fueron insolventes o porque fueron adquiridas por otros".