No le quedan muchas opciones a Pescanova SA (o vieja Pescanova) para evitar su desaparición. Reducida su actividad a la tenencia de un 1,65% en la multinacional que heredó todo su negocio pesquero (Nueva Pescanova), la antigua matriz ha decidido recurrir al Tribunal Supremo para anular una ampliación de capital que diluyó su peso en la compañía. Así lo trasladó ayer el consejo de administración a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en un comunicado en el que concretó su decisión de interponer "ante la Audiencia Provincial de Pontevedra recurso de casación para la Sala Primera del Tribunal Supremo". Detrás de sus pretensiones, aunque ya prácticamente desmovilizados, hay unos 9.000 pequeños accionistas que se vieron atrapados en el mayor concurso no inmobiliario de la historia empresarial española. La SA continúa cotizando en el Mercado Continuo del parqué madrileño, pero se ha convertido en un valor altamente especulativo.

Pescanova incide en que "no pudo participar en dicha ampliación, ni se le reconoció derecho alguno de suscripción preferente". Es una afirmación que los propios exconsejeros de la antigua matriz desmintieron en sede judicial, cuando el Mercantil de Pontevedra juzgó el aumento de capital en primera instancia. "Sí, la invitación se llevó a la junta", asintió el exconsejero por Iberfomento Fernando Herce. Como agregó, "habría sido suicida participar en ella, teníamos una posición fiduciaria sobre unos fondos. Además, solo nos hubiese permitido alcanzar el 2,27%" del accionariado de Nueva Pescanova. Aunque no se abordó en el juicio, celebrado en junio del año pasado, el convenio de acreedores asumido por la banca estipulaba que la antigua matriz tendría que haber desembolsado 7,32 millones para alcanzar un 20% del capital. Nunca lo abonaron, se aliaron con Broadbill y tumbaron ese requisito.