El exgobernador del Banco de España, Luis María Linde, aseguró ayer en la Audiencia Nacional que el organismo no expedientó a Bankia a mediados de 2012 pese a detectar posibles incumplimientos, para no castigar al nuevo equipo de José Ignacio Goirigolzarri, "que había puesto el Estado" y "estaba tratando de salvar la entidad". En su declaración como testigo en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia, Linde, que estuvo al frente del regulador entre junio de 2012 y mayo de 2018, enmarcó los problemas del banco dentro de un colapso financiero "desconocido en nuestra economía desde la Guerra Civil" y lamentó que las instituciones, "sobre todo" el Fondo Monetario Internacional (FMI), erraran en sus previsiones.

A preguntas de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC), acusación que solicitó su comparecencia, el exgobernador admitió que en las cuentas del primer semestre de 2012 presentadas por Bankia a finales de agosto de ese año, el Banco de España vio que la entidad no cumplía con el nivel preceptivo de recursos propios. Un problema "gravísimo" que "se podía agravar" dada la delicada situación financiera que atravesaba el sector bancario y el país en su conjunto.

Según relató Linde a la sección cuarta de la Sala de lo Penal, "existía el riesgo tremendo" de que el Banco Central Europeo (BCE) analizara tal incumplimiento y privara a BFA-Bankia de su condición de contrapartida, lo que hubiera supuesto el reintegro inmediato de los 82.000 millones de euros solicitados por el grupo al organismo comunitario en concepto de liquidez.

Para evitar "esa catástrofe, que era inminente", se alcanzó un acuerdo con la Comisión Europea, lo que hacía que el expediente careciera de sentido y fuera "absurdo", máxime cuando implicaba incluir al grupo de gestores, capitaneado por Goirigolzarri, que había puesto el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y el Estado.

Aunque él aún no lideraba el Banco de España en el momento en que nació Bankia, Linde defendió que la integración de las siete cajas "no era una idea disparatada", y argumentó que el hecho de que estas fusiones frías "al final no fueran la solución a la crisis no quiere decir que fueran equivocadas".

Como sucediera en sus intervenciones en varias comisiones del Congreso de los Diputados, el testimonio del exgobernador incidió en la "importancia de la segunda recesión" que sacudió España en 2012.