El plan de descarbonización que ha enviado el Gobierno de Pedro Sánchez a la Comisión Europea es el más ambicioso de todos los presentados por los Estados miembros, con objetivos más elevados que los de los países nórdicos y muy por encima de los de Alemania o Polonia, países en los que, como en España, las centrales térmicas de carbón siguen teniendo peso en la generación eléctrica. Así lo destaca un estudio del Ecologic Institute and Climact encargado por la organización European Climate Foundation que analiza y compara todos los planes nacionales de energía y clima de los países de la Unión Europea.

La senda de descarbonización afecta en especial al noroeste español. En Galicia hay dos térmicas de carbón, Meirama y As Pontes. La de Meirama (Cerceda) dejará de funcionar antes de julio de 2020, ya que Naturgy ha renunciado a realizar las obras necesarias para adaptar la instalación a la normativa europea de reducción de emisiones contaminantes (desnitrificación y desulfurización). La coruñesa es una de las nueve centrales térmicas españolas „de las 14 en funcionamiento„ para las que las eléctricas han solicitado ya autorización para el cierre al Gobierno. Las otras cinco no tienen fecha fija para cerrar, pero según la actual previsión del Gobierno lo harán antes de 2030. En esta situación está As Pontes, una de las centrales de mayor potencia de todo el país. Endesa, su propietaria, sí ha optado por invertir en la central „más de 200 millones de euros„ para adaptarla a la nueva norma europea y que pueda seguir en activo más allá de junio de 2020.

Asturias, fuertemente afectada por la descarbonización, ha plantado cara al plan del Gobierno. "No pidamos a Europa que pise más de la cuenta el acelerador de la descarbonización, porque no haríamos otra cosa que aumentar la desventaja industrial de la Unión, de España y de Asturias", advirtió el viernes el presidente del Principado, Javier Fernández. Feijóo también se ha mostrado crítico.

El acelerador ya está pisado y quien lo acciona es el Gobierno de Pedro Sánchez. Al menos así lo destaca el estudio difundió por European Climate Foundation, que concluye que España es el país que se impone objetivos de descarbonización más elevados. El informe analiza todos los proyectos de planes integrados de energía y clima 2021-2030 de los países de la Unión Europea y los puntúa de acuerdo con el nivel de ambición, el nivel de detalle de las políticas y medidas, y la calidad e inclusividad del proceso de redacción.

"Ninguno de los planes" garantiza una trayectoria inequívoca para cumplir con el Acuerdo de París de cero emisiones netas en 2050, pero el de España obtiene, con amplia ventaja, la nota más alta de todos los países de la UE: 52,4 sobre 100. Y lo consigue a pesar de que obtiene una puntuación mínima en el apartado del proceso de redacción por el retraso a la hora de presentarlo, porque las consultas no se celebraron con suficiente antelación para ser tenidas en cuenta y por el déficit de cooperación con las comunidades autónomas.

Los objetivos

El informe de European Climate Foundation destaca del plan de España que haya fijado objetivos para 2030 superiores a los acordados en el conjunto de la UE, sobre todo en renovables. De hecho, el plan elaborado por el gabinete de la ministra Teresa Ribera prevé alcanzar un 42% de renovables sobre el uso final de la energía en 2030 frente al 32% fijado por la UE, o mejorar la eficiencia energética un 39,6% frente al 32,5% que establece la Unión. El informe también resalta del borrador del plan español lo que es exhaustivo a la hora de detallar las políticas y medidas planificadas aunque echa en falta un calendario claro de cierre de las centrales térmicas de carbón.

Tras España figuran en la clasificación Francia (con un puntuación de 46,9) y Grecia (44,2) y después los países nórdicos de Suecia (42,8), Finlandia (39,2) y Estonia (39,2). Por contra entre los cinco con peor puntuación figuran Polonia (17,9) y Alemania (12,5), países en los que tiene peso la generación eléctrica en centrales térmicas de carbón.