El Banco de España no puede ser más claro. En su reciente Memoria de Supervisión y por boca de la subgobernadora, el organismo alerta de que muchas entidades "están operando con rentabilidades por debajo de su coste de capital" y "con estructuras de coste muy pesadas". "Las fusiones son una alternativa clara para mejorar la rentabilidad y ganar eficiencia", defiende Margarita Delgado, que señala entre las ventajas los "procesos de racionalización" y la posibilidad de ganar cuotas de mercado y presencia geográfica "difíciles de lograr de forma orgánica" por la gran competencia del sistema. Sin llegar tan lejos en la apuesta por otro baile de matrimonios financieros, la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) incluye en su última actualización de los Cuadernos de Información Económica un análisis sobre el impacto de la reestructuración del sector en su productividad. Un ajuste, dice, "intenso", con el que las entidades han podido "mitigar la caída del negocio", pero que no se ha trasladado de la misma manera a los gastos. "De tal manera que la eficiencia se ha deteriorado „añade„ aunque menos que en los grandes países europeos". Todo esto, en un escenario de tipos de interés en el mínimo histórico, alienta la nueva ronda de tijeretazos a la capacidad de la banca, con Galicia de nuevo como epicentro del terremoto laboral.

El del Santander será, sin duda, una de las remodelaciones más duras. Con la negociación formal del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en marcha ya, el banco plantea la salida de 3.717 trabajadores y el cierre de 1.150 oficinas para digerir la integración del Popular, el segundo operador financiero de Galicia. La huella histórica de su vieja filial, el Pastor, hace que el grupo presidido por Ana Patricia Botín sume en la comunidad 1.916 empleados y 401 sucursales. Los sindicatos se temían que el impacto aquí fuera uno de los más fuertes de todo el país. Como se confirmó el pasado jueves.

La propuesta inicial „y ambas partes, tanto los representantes de la plantilla como la propia entidad, remarcan que se trata de eso, de un planteamiento de partida„ implica el cierre de un tercio de la red (135 oficinas, aunque el Santander pretende que 42 se mantengan operativas en manos de agentes independientes) y la salida de 271 trabajadores (el 14% de los 1.916 que tiene en estos momentos).

Mire por donde se mira, Galicia figura entre los territorios más afectados por el ajuste. Solo Castilla-La Mancha y Baleares, ambas por encima del 34%, perderán más red del banco; y únicamente las comunidades más grandes en población, casos de Madrid y Andalucía, superan los ceses previstos aquí. La CIG asegura que realmente son más. El banco "obvia interesadamente", critica en una circular interna, que al cierre del primer trimestre el personal en la comunidad gallega ascendía "a 2.132 personas". La diferencia con los 1.916 usados para los cálculos viene, según la central, de la amortización de 216 puestos con las ofertas de prejubilaciones realizadas el pasado marzo.

El ERE del Santander, que insiste en que la razón es, básicamente, la duplicidad de red, sin perder de vista, claro está, el avance de la digitalización de las operaciones y la asfixia de los márgenes por los tipos de interés, llega tras el acuerdo para el recorte en Caixabank, que en un principio marcó un objetivo de 34 sucursales y la salida de 65 trabajadores en la comunidad gallega. La rebaja en el total de afectados „de 2.157 a 2.023„ podría suponer un descenso también en el caso concreto de la comunidad.

Terremoto financiero

Sin contar ninguno de estos dos procesos, la red bancaria acabó el pasado año en niveles de 1977. Había 1.499 oficinas abiertas después del cierre de medio centenar durante 2018 y un desplome del 41% desde los máximos alcanzados en 2008. El terremoto financiero se llevó por delante las dos viejas cajas gallegas, unidas en una forzada y fatídica fusión que acabó convertida en un banco nacionalizado con tres grandes EREs a la espalda. También la plantilla del Pastor y el Popular pasaron por duros ajustes durante la crisis tras su matrimonio.

¿Qué queda por delante? Pues a la espera de ver si los cánticos del Banco de España para mover el baile de las fusiones tiene algún efecto „el sector no descarta que Abanca vuelta a entrar en escena ahora que Liberbank y Unicaja han roto su noviazgo„, la ralentización económica no vaticina precisamente un aumento del negocio, ni la ansiada subida de tipos de interés.

Los expertos recuerdan, además, dos factores fundamentales que explican la dicotomía entre ajuste de capacidad y reducción de gastos. "Por un lado, la presencia de importantes costes extraordinarios (indemnizaciones) asociados a las reducciones de plantilla, que dilatan la materialización del ahorro en costes laborales „subraya el informe publicado por Funcas„. Y por otro el importante peso que están cobrando los costes asociados a un nuevo modelo de negocio, mucho más intensivo en tecnología y menos en cercanía (física) y en contacto personal".