El Banco de España reclama al futuro Gobierno que haga una reforma de pensiones de calado para hacer frente al aumento de la edad media de la población, además de rechazar que se limite el precio de las viviendas alquiladas. En el primer caso, la entidad opina que de esta forma se garantizará la sostenibilidad del sistema sin trasladar su coste únicamente a las generaciones futuras. En el segundo, entiende que la evidencia internacional muestra que esta medida conduce a una reducción de la oferta y puede favorecer un deterioro importante de los inmuebles.

En el Informe Anual de 2018, presentado ayer en Oviedo, la entidad apremia la reforma de las pensiones porque considera que cuanto más envejezca el electorado más difícil será para los políticos proponer medidas que puedan suponer un recorte de renta a la población de mayor edad.

Sobre la mesa pone propuestas ya mostradas con anterioridad, como el retraso de la edad de jubilación y el ajuste de la cuantía de la pensión a la esperanza de vida y al crecimiento del producto interior bruto (factor de sostenibilidad).

El cambio demográfico que sufrirá el país en las próximas décadas está entre los principales retos para asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo, según el Banco de España.

En cuanto a los alquileres, la entidad constata que desde 2014 el aumento de las rentas ha sido elevado, aunque ha crecido de forma heterogénea, un fenómeno que influye en el retraso en la edad de emancipación de los más jóvenes. Así, aboga por dar prioridad a las políticas públicas que favorezcan una oferta estable y por mejorar la seguridad jurídica para los propietarios.

La entidad muestra su inquietud por que los salarios estén creciendo de forma homogénea sin tener en cuenta la productividad, lo que podría desembocar en una merma de la competitividad.