Una vez destronados los cargos que penalizaban captar los rayos del astro rey (el llamado "impuesto al sol") para el autoconsumo eléctrico en viviendas o empresas, se han abierto las puertas para que los usuarios puedan ser independientes energéticamente hablando y ahorrar en su factura de la luz. La fotovoltaica vuelve a brillar, más aún desde que hace unas semanas el Gobierno regulara mediante un decreto el autoconsumo en los edificios comunitarios de viviendas y simplificara los trámites administrativos necesarios para poner estas instalaciones en el tejado.

Aun así, las empresas que se dedican a este negocio aseguran que lo que tirará sobre todo de sus ventas durante los próximos años es, sobre todo, el sector empresarial, que está poniendo sus vistas en el cielo para intentar rebajar su recibo eléctrico.

¿Es realmente rentable? Es cuestión de echar cuentas. En Galicia, lógicamente, se tarda más que en el sur de España en rentabilizar el desembolso inicial que hay que hacer para disponer de una de estas instalaciones en una casa, entre 6.000 y 8.000 euros para una vivienda unifamiliar. Pero las compañías fotovoltaicas aseguran que compensa. Al final, en siete u ocho años esa inversión ya está amortizada, defienden las empresas. El ahorro en la factura eléctrica, además, puede llegar a rondar el 60% en el mejor de los casos. Así que hagan números.

Tipos de instalaciones. El Ministerio de Transición Ecológica, a través del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), acaba de editar una guía en la que se recogen las condiciones para poder ser un "autoconsumidor". Se establecen dos modalidades (ya se trate de consumidores individuales o colectivos). Por un lado, una modalidad en la que se permite la inyección de la energía sobrante en las redes de transporte y distribución, pudiendo o no acogerse a una compensación económica por esa entrega de electricidad. Y, por otro lado, aquella otra modalidad en la que no hay excedentes y se instala lo que se conoce como un "sistema de invertido", que regula la producción para ajustarla al consumo de la vivienda o de la empresa. Pablo Cuesta, de la compañía Praxia Energía, asegura que por fin "se reconoce un derecho básico a ciudadanos y empresas como es el de producir su propia energía libremente aprovechando el principal recurso natural de un país como España, que es el sol, y mejorando la balanza de pagos del Estado, al reducir la importación de combustibles".

Burocracia. La guía establece que antes de poder convertirse en autoconsumidor hay que pasar por unos 17 trámites administrativos. De hecho, Omar González, de la compañía Exiom, argumenta que uno de los puntos débiles de la nueva normativa es la "compleja burocracia para aquellos que optan por el autoconsumo con excedentes". Una de las recomendaciones que hace el IDAE es que el consumidor se asegura que de que no hay trabas legales municipales para poner estos paneles en el edificio, como, por ejemplo, que el inmueble esté protegido.

Entre los trámites a cumplir figuran los siguientes: obtener licencia de obras, autorización de explotación, una licencia de actividad; un contrato de compensación de excedentes y la inscripción en el registro autonómico de autoconsumo. Vamos, un montón de papeleo. Algunas empresas del sector se están ofreciendo a hacer los trámites por el consumidor, que puede llegar a verse abrumado ante toda esa burocracia. No obstante, el papeleo se ha simplificado. Edgar Imaz, de la compañía de Soty Solar, asegura que "ahora hay menos trabas administrativas que antes. Se simplifican los trámites y técnicos necesarios para estas instalaciones".

Coste. El autoconsumidor tiene que rascarse el bolsillo para empezar. Edgar Imaz pone un ejemplo muy concreto: "Para una vivienda unifamiliar de más de cien metros cuadrados y con un gasto mensual de luz superior a los cien euros la inversión tendría un coste de 6.000 euros y podría conseguir a largo plazo un ahorro de hasta el 68% de su factura eléctrica", señala. Lógicamente, en edificios comunitarios serán necesarios más paneles y, a su vez, el gasto está también más repartido. Mientras que en las naves industriales se precisará de un mayor consumo y, por lo tanto, el gasto inicial será también mayor.

Amortización."Es evidente que las horas de sol de Almería no son las horas de sol de Galicia o Asturias y eso no lo cambia nadie. Así que en función del recurso solar que uno tenga hay un retorno económico u otro", señala Javier Fernández Font, de la compañía Alusin Solar y directivo de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). "Los mejores datos de autoconsumo que conozco hablan de que una de estas instalaciones podría rentabilizarse en seis años, mientras que los no tan buenos dicen que puede estar entre los ocho y los nueve". El resto de empresarios coincide en esos cálculos.

Ahorro. La guía del IDAE establece que un consumidor que ahora viene gastando unos cien euros al mes en luz podría llegar a ahorrar 60 (un 60%) si ajusta la mayor parte de su consumo a las horas de sol. Si el gasto eléctrico en la vivienda se hace durante la noche también ahorrará, pero algo menos, sobre un 28%.

Perspectivas.Imaz sostiene que "en pocos años tener una instalación de autoconsumo con o sin baterías, va a ser tan común en las casas como una nevera o una televisión".