El fondo de inversión alemán Quantum Capital Partners mueve ficha en su intento por entrar en el mercado español del aluminio. Este diario ha tenido noticia de que la sociedad germana ha presentado ante el Ministerio de Industria y la dirección española de Alcoa una oferta firme de compra de la fábrica de aluminio de A Coruña que se suma a la entregada hace semanas por la fábrica de Avilés. De este modo Quantum confía en que se reconsidere la decisión, anunciada ayer, de vender ambas factorías al fondo de inversión suizo Parter Capital.

El movimiento de Quantum se ha producido horas antes de que los responsables de Alcoa en España y los representantes de los trabajadores se vean las caras para analizar el estado del proceso de venta. La parte social asturiana lleva días insistiendo en la conveniencia de examinar la oferta y el plan industrial de Quantum si era mejorada, como hoy ha ocurrido.

Encierro de trabajadores de Alcoa A Coruña en la Delegación del Gobierno en Galicia

Encierro de trabajadores de Alcoa A Coruña en la Delegación del Gobierno en Galicia

Según los datos a los que ha tenido acceso este periódico, Quantum dobla su apuesta. Si primero planteaba solamente la compra de la fábrica de Avilés para convertirla en la mayor refundidora de aluminio de Europa ahora añade a su plan a la de A Coruña y en términos parecidos. La idea sería crear un gran polo de reciclaje de aluminio español que abastecería a todo el continente, y en especial a las industrias relacionadas con la transformación del aluminio que gestiona Quantum en varios países.

Concentración de empleados de Alcoa en el exterior de la Delegación del Gobierno

Concentración de empleados de Alcoa en el exterior de la Delegación del Gobierno

Alcoa desechó la oferta de Quantum en su día por dos razones: falta de garantías financieras y descarte de la fábrica de A Coruña. El grupo inversor alemán ya ha subsanado la cuestión financiera y ahora también da una alternativa a lo que Alcoa veía como un handicap: el futuro de la planta aluminera coruñesa.

La pelota bota ahora entre los tejados del Gobierno central y de Alcoa.