Alcoa tiene otro frente abierto en Canadá, en la provincia de Quebec. Desde hace 18 meses la crisis está enquistada. La semana pasada anunció su "oferta final" a los empleados en huelga en la fundición Aluminerie de Bécancour Inc. (ABI) en Quebec. Esta oferta tiene carácter de definitiva. O la aceptan y la fábrica canadiense sigue produciendo o cierran.

"Las fundiciones de aluminio que actualmente están funcionando bien en el mercado son aquellas que tienen la capacidad de agregar valor a la producción de aluminio en bruto, que es precisamente lo que hace ABI", explicó en su momento Clément Masse, el líder del sindicato United Steelworkers en la localidad de Bécancour. "Nuestra fundición es una instalación versátil y de vanguardia con trabajadores cualificados que pueden producir aleaciones complejas y una amplia variedad de productos de alto valor agregado", añadió. "Sabemos que hay formas de mejorar ciertos aspectos de la operación de la planta, pero estas mejoras deben llevarse a cabo en cooperación con los trabajadores", dijo Masse. "Los trabajadores están ansiosos por volver a fabricar aluminio de calidad, pero ese proceso debe incluir un acuerdo laboral negociado y respeto mutuo", aclaró a continuación.

ABI es una empresa conjunta entre Alcoa (que posee el 74,95%) y Rio Tinto Group (propietarios del 25,05% ciento restante), cuenta con una capacidad de fundición de 413.000 toneladas por año en sus tres líneas de producción. Sin embargo, dos de las líneas han estado inactivas desde principios de 2018 debido a la huelga. La capacidad de la tercera línea se redujo a la mitad hacia fines del año pasado y se cerrará si no hay acuerdo.