La multinacional tabaquera británica Imperial Brands (antes, Imperial Tobacco), cuarto fabricante mundial de cigarros y cigarrillos, ha puesto a la venta su negocio de puros habanos, históricamente ligado a emprendedores españoles, sobre todo catalanes, asturianos, canarios y gallegos, antes de las incautaciones que sucedieron al triunfo castrista de 1959. Ahí están los nombres de tabaqueros gallegos como Francisco Pego, el coruñés Antonio Caruncho o el lucense Pedro Murias, entre otros muchos.

El negocio de cigarros de Imperial Brands entraña la propiedad del 50% de la compañía Habanos SA, una sociedad mixta de la multinacional británica y de la empresa estatal cubana Cubatabaco, y que, amén de la titularidad de las elaboraciones de cigarros, gestiona la comercialización en 150 países tanto de las grandes marcas, caso de Partagás o Montecristo, como de las dos enseñas creadas por las autoridades castristas (Cohibas y Vega Robaina), y que, en conjunto, representan el 44% de las ventas en el mercado mundial de las marcas de tabaco consideradas de lujo o categoría "premium". Imperial informó que la venta se hará sin prisa y supeditada a la obtención de un buen precio. La compañía vinculó su decisión al plan de desinversiones que tiene en marcha y con el que pretende obtener 2.000 millones de libras esterlinas (unos 2.231 millones de euros) antes de fin de 2020 para reducir deuda (13.000 millones de euros al cierre de 2018), "generar valor para el accionista" y potenciar sus negocios principales.

Imperial atribuyó la puesta a la venta del 50% de Habanos SA al cumplimiento de una estrategia empresarial dirigida a concentrar esfuerzos en su división de gran consumo, en la que agrupa aquellas elaboraciones que la multinacional cataloga como "marcas de crecimiento" (Winston, West, Gaulois, Davidoff, West, JSP y otras), mientras que referencias como Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta y demás marcas cubanas las inserta, junto con otras como Kool y Gitanes, en el área de negocio de lo que denomina "marcas especializadas", "destinadas", según la compañía

británica a "grupos de consumidores específicos". Según Imperial, ambas áreas de actividad (una, dirigida al público masivo y otra, a consumidores de alto poder adquisitivo) tienen una reducida capacidad de generar sinergias entre sí.

En principio, no parece que haya sido determinante la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de activar por vez primera el título tercero de la ley Helms-Burton (promulgada en 1996) y cuya aplicación „que había sido suspendida por los anteriores presidentes del país„ permite a los antiguos titulares de negocios y propiedades confiscadas por el castrismo demandar ante tribunales de EEUU a empresas que se beneficien o hagan negocios con esos bienes. Hasta donde se sabe, Imperial decidió vender el negocio de habanos a la vez o inmediatamente antes de que la Casa Blanca activase en abril el controvertido título de la ley Helms-Burton.

Habanos SA nació de una alianza al 50% entre Cubataco y la española Tabacalera, luego fusionada con la francesa Seita, lo que dio lugar al nacimiento de Altadis. En 2008, Altadis fue adquirida por Imperial Tobacco (desde 2016, Imperial Brands), que pasó por ello a controlar las grandes enseñas de habanos, algunas con siglo y medio de antigüedad. La división de habanos de Imperial ocupa a 4.500 personas, elabora 340 millones de unidades (150 millones son hechos a mano de modo artesanal) y el 51% de sus ventas se concentra en Europa. Para eludir el embargo a Cuba, marcas como Montecristo se elaboran para EEUU desde República Dominicana y Honduras.