La economía gallega ha salido fortalecida de la crisis y presenta un "enorme potencial" para convertirse en líder del norte peninsular. Es el argumento que defiende Santiago Lago, director del Foro Económico de Galicia y catedrático de Economía Aplicada que, además, fue miembro de la comisión de expertos para la reforma del sistema de financiación autonómica. Lago recomienda menos burocracia y rebajas fiscales para frenar la deslocalización de empresas al norte luso, un territorio que "debe verse como aliado".

Hay una desaceleración económica en Galicia. El Foro Económico no ve riesgo de desplome. Sin embargo, el contexto internacional es complicado. Italia ha entrado en recesión y las economías de Francia y Alemania tampoco están boyantes. ¿No puede haber un efecto contagio a España?

De hecho, ya está ocurriendo. Desde hace un año estamos en una fase de suave desaceleración que, en parte, tiene que ver con la atonía de esos mercados europeos a los que enviamos la mayoría de nuestras exportaciones. La asimetría de Galicia y España es la contrapartida, en este caso positiva para nosotros, de la durísima recesión que atravesamos. Hubo muchas decisiones de consumo de las familias e inversiones empresariales que se aplazaron por el ambiente deprimido y expectativas pesimistas que nos envolvía y que ahora se están materializando, porque no se pueden aplazar gastos e inversiones sine die. En Galicia en estos momentos la demanda crece como no lo hacía en los últimos diez años.

En Galicia caen las exportaciones que siempre fue nuestra principal fortaleza. ¿A qué se debe?

Una parte tiene que ver con esa atonía de las economías europeas. Otra con el hecho de que 2018 fue un año muy positivo. Y cuando te comparas con algo que fue muy bien, la probabilidad de que no repitas es elevada. Pero creo que se nos está escapando algo. Las caídas en las exportaciones en el textil, por ejemplo, son extraordinarias. No encajan bien con otros datos. Me pregunto si no estaremos ante un problema de naturaleza estadística. Creo que la Xunta debería investigar sobre estas cuestiones.

El presidente de la Xunta vincula la desaceleración económica a los malos resultados de la industria y culpa a las políticas del Gobierno en relación a las electrointensivas. ¿Está de acuerdo con esta reflexión?

Todo suma y está claro que esto es parte de la explicación. No obstante, el peso macroeconómico de estas empresas no es suficiente para ser causa principal.

En todo caso, ¿está la economía gallega mejor preparada para resistir si hubiera otra crisis?

Sí. Primero, porque no padecemos los desequilibrios de hace 10 años. No hay boom inmobiliario, nuestra balanza comercial es claramente mejor, las empresas gallegas se han internacionalizado significativamente y su cartera de clientes está más diversificada, el tejido de empresas familiares gallegas, clave para una economía como la gallega con escasa capacidad de atraer capital foráneo, es bueno y mejora cada año. Sin duda, podemos hacerlo mejor y es seguro que antes o después atravesaremos una etapa dura; es consustancial al sistema capitalista de mercado. Pero nada que ver con la Gran Recesión.

Un informe de la Comisión Europea concluye que el norte de Portugal nos lleva la delantera en innovación. Además los portugueses ofrecen suelo empresarial más barato, ¿cómo se puede evitar la deslocalización de las empresas gallegas?

Sin duda, un suelo empresarial más barato ayuda. Pero no creo que el norte de Portugal tenga un sistema innovador tan superior al gallego como para ser una ventaja diferencial sustantiva. Prometo mirar más a fondo el reciente informe de la Comisión Europea, pero mi opinión es que comparativamente pesa más la sustancial mejora que han hecho los portugueses en el frente de la burocracia. En esto Galicia y España, en general, estamos perdiendo mucho terreno. Es urgente revisar los procedimientos de la administración. Y aunque Galicia está sujeta a normativa estatal difícil de esquivar, siempre hay espacio para la mejora. Finalmente, Portugal está jugando de forma agresiva en el terreno fiscal para atraer residentes del exterior. Y esto puede ser otro problema en el futuro inmediato. En todo caso, yo no soy pesimista. Creo que el potencial de Galicia es enorme y que el norte de Portugal debe verse como un aliado más que como un competidor. Siempre que cambiemos la mentalidad, desempeñemos el rol de líder del norte peninsular que nos corresponde por razones de autonomía política y tejido empresarial; pongamos de una vez a funcionar mano a mano a universidades y empresas, huyamos de localismos paralizantes para implementar una estrategia de país... ¿Difícil? Sí, pero está en nuestras manos. Pocas regiones en la Unión Europea disfrutan de nuestro nivel de autogobierno.

¿Está dando resultados la Lei de Emprendemento que, entre otras cuestiones, daba prioridad en las subvenciones públicas a aquellos concellos que aplicasen rebajas fiscales a las empresas?

Es una buena idea, pero hasta donde llega mi conocimiento su incidencia no es muy significativa. En todo caso, creo que antes de poner en funcionamiento medidas que afectan al conjunto de concellos deberían hacerse ensayos y pruebas piloto.

La reforma del sistema de financiación autonómica se ha aparcado. ¿Qué consecuencias tiene seguir con un modelo que no se adapta a las necesidades gallegas?

No es verdad que el sistema actual trate mal a Galicia en términos comparados. De hecho, nuestro tratamiento actual es mejor que la media. Otra cosa es que el sistema presenta deficiencias que nos perjudican a todos, también a la Xunta y a Galicia.

¿Ve posible retomar la reforma del sistema de financiación autonómica en el actual contexto político?

Es difícil saber qué va a pasar en España en los próximos meses en el frente político. El coste de la incapacidad de alcanzar pactos es grande. No afrontar los problemas y las múltiples reformas pendientes cuando la coyuntura económica es favorable nos pasará factura a largo plazo. Los grandes partidos tienen que ponerse de acuerdo en la agenda reformista. Dada la actual fragmentación de partidos, sería fundamental tener un partido de centro con peso electoral y que sirviese de bisagra y anclaje para que los partidos de derecha e izquierda pudiesen gobernar con suficiente apoyo y se pudiesen emprender reformas con vocación de permanencia.

¿Y si se retoma, serán válidas las conclusiones de la comisión de sabios en la que usted participó o habrá que volver a empezar de cero?

Perfectamente. Existen una serie de decisiones clave de naturaleza política que son difíciles y que habrá que negociar. Pero la parte técnica está más que trabajada y definida.

Los precios de los alquileres se han disparado. ¿Estamos ante una nueva burbuja?

Salvo casos puntuales vinculados al alquiler turístico (Compostela) o a crecimientos exponenciales de una empresa con elevados salarios (A Coruña), en Galicia no hay una burbuja en los alquileres.

¿Qué medidas deberían ponerse en marcha para contener la subida del precio de los alquileres? ¿Se está apostando lo suficiente por la vivienda pública?

Por supuesto, el que no exista una burbuja es compatible con reconocer que tenemos problemas en este frente. El porcentaje de viviendas vacías o secundarias es enorme; los precios actuales dificultan que se independicen los jóvenes. La solución: parque de viviendas públicas en alquiler gestionado municipalmente en consorcio con la Xunta. Debemos superar la idea de promover vivienda de promoción pública en propiedad y apostar por un banco de viviendas público y que, en parte, podría estar compuesto por viviendas privadas hoy vacías.

Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta Galicia es el envejecimiento poblacional. ¿Cómo lo ve usted?

El envejecimiento poblacional puede generar tres tipos de problemas: insuficiencia de población activa, insostenibilidad financiera de pensiones, sanidad y servicios sociales, y, finalmente, una menor capacidad para innovar y arriesgar. En estos momentos y a medio plazo en Galicia no tenemos un problema de falta de población activa. Otra cosa es el largo plazo, donde sí podría existir una oferta laboral insuficiente. Las pensiones tampoco son un problema. El sistema de caja única de la Seguridad Social garantiza los pagos. En cuanto a la sanidad y los servicios sociales, el sistema de financiación de las comunidades tiene en cuenta las diferencias en el envejecimiento poblacional. Finalmente, donde sí nos hallamos ante un desafío es en esa menor capacidad de innovación y riesgo que caracteriza a las sociedades con menos jóvenes.