Caixabank obtuvo en el primer semestre del año un beneficio atribuido de 622 millones, un 52,1% menos que en el mismo periodo del año anterior, tras el acuerdo laboral que ha supuesto un gasto de 978 millones (685 millones netos). El resultado del negocio bancario y seguros se situó en 295 millones de euros. El grupo ha superado por primera vez los 600.000 millones en volumen de negocio (+4,9%): los recursos crecieron hasta los 380.864 millones (+6,2% en 2019); y el crédito a la clientela bruto se sitúa ahora en 230.867 millones (+2,7% en el año). El crédito a particulares (otras finalidades) experimentó un alza un 5,8% en 2019 y en el trimestre, impulsado por el crédito al consumo (+8,2% en el año y +4,7% en el trimestre) y por la estacionalidad positiva del anticipo a pensionistas en el segundo trimestre.

El consejero delegado, Gonzalo Gortázar, expuso que el banco no contempla llevar a cabo nuevos ajustes de plantilla ni en España ni en Portugal y que tampoco prevé protagonizar operaciones corporativas, como fusiones con otras entidades. Así, a la pregunta de si habrá más ajustes de plantilla, Gortázar reseñó que no prevén "un ejercicio parecido" en el período que cubre el actual plan estratégico, es decir, "en los próximos tres años".

El directivo también explicó que la entidad financiera no se plantea cobrar a los clientes minoristas por sus depósitos aunque el Banco Central Europeo (BCE) lleve a cabo nuevos recortes en los tipos de interés, aunque sí que lo hará a las grandes corporaciones financieras y empresariales. "Esta situación no es nueva", ya que "los tipos de interés ya están en un entorno en negativo y los mercados están asumiendo que pueden bajar".