Gregorio Medrano, responsable de la actividad del Grupo Caamaño en Rusia, asegura que se trata de un país con "muchas posibilidades". "Eso sí, hay que tener la mente abierta", señala al referirse a las diferencias sociales, laborales y culturales. "Los medios de producción y en general la cultura del trabajo es distinta", comenta Medrano, que también opera con la firma coruñesa en países del área de influencia rusa como Bielorrusia, Kazajistán, Georgia o Armenia. Acristalamientos, montajes de fachada o mobiliario metálico de almacén y tienda centran la actividad logística de la compañía en territorio ruso. "Son gente muy curtida y trabajadora", comenta antes de referirse al desafío que entraña la dureza del clima y el tamaño de la geografía.

"El país es casi un continente, hay vuelos interiores que duran 11 horas", apunta. Pero al mismo tiempo, Medrano comenta que existe una enorme dependencia de las grandes ciudades, fundamentalmente Moscú y San Petesburgo, así como del curso del petróleo. "Rusia plantea riesgos, desde luego que sí, pero es un mercado que merece mucho la pena", sostiene. Para ello, aconseja "estudiar muy bien el ámbito en el que queremos implantarnos e identificar claramente al tipo de cliente". En este aspecto, destaca las posibilidades que ofrece al sector del metal. "El mundo es gran mercado que ofrece todo tipo de oportunidades, pero hay que saber detectar qué tipo de oportunidades ofrece cada territorio", concluye Medrano.